ÚLTIMA VENGANZA
Golpéame por dentro.
Aséstame con tu fuerza,
con tu máxima furia,
con ese vigor desconocido.
Estrangula mi
corazón fuertemente.
¡Déjame sin latido!
¡Ya nada puede matarme!
Golpe por golpe,
palabra por palabra,
verbo por verbo,…
venganza por venganza
(no pensarías que me
iba a quedar callada).
El arte del momento
no te acompañó
jamás, amiga mía.
No fue tu fuerte.
Para ti sólo existía
una máxima, absurda, ilegible,
francamente difícil de entender.
No existen acusadores ni acusados,
ni actos profanos, ni pactos
ocultos,
ni mentes perversa que actúen contra
ti.
¡No eres tan importante!
Si actuaste fríamente no lo
entiendo.
Si actuaste astutamente no me lo
creo
(¡No eres tan inteligente
preciosa!).
Si lo hiciste para herirme,
te equivocaste de forma.
Si tratabas de humillar,
erraste vergonzosamente.
Si tratabas de alejarme,
lo conseguiste a medias.
Si buscabas de ser la protagonista,
que mundo más pequeño te espera.
¡Lloré! No voy a negarlo.
No busco ser
la fuerte de esta historia.
En acto tan impuro
de una vida pasante,
hasta la lágrima esta aceptada
como consuelo del alma.
Mas no me hinqué
de rodillas como esperabas,
ni fui tras tu busca,
ni trate de volverme
a acercar a ese deplorable
universo tuyo que llamas vida.
Fui valiente, firme, tonta.
¡Ahora soy libre!
Mira que venganza
más bien planificada.
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