sábado, 21 de mayo de 2016

CUANDO NUESTRA VOZ DEJA DE EXISTIR



007/150

En la garganta está situado uno de los centros energéticos del hombre teniendo así una importancia especial que nos permite situarnos en nuestro lugar a través del lenguaje.

A través de la voz nosotros nos expresamos sobre lo que somos, permitiéndonos así colocarnos en el mundo exterior.

Cuando perdemos la voz o tenemos dificultades para hablar, es que no nos estamos sincerando y por eso “algo” se nos está atragantando (en mitad de ese punto energético impidiendo así salir nuestra voz haciendo que esta, al final, se nos queda encallada dentro).

Es como si en cierta manera, el hecho de no poder expresarnos por no tener voz, nos ayude a controlar aquello que no debemos, por algún motivo, decir aunque lo deseemos con todo nuestro ser al completo. Al final, el consciente ahoga al inconsciente que lucha por salir a decir su verdad, y la garganta sufre las consecuencias de la represión (es por eso que la afonía deja una certidumbre posible de una rabia reprimida).

En resumen, que las consecuencias de expresar lo que tengo que expresar con mis palabras son más desgarradores que lo que me sucede en ese momento, y por eso lo comprimo dentro de mi. Y como no lo puedo constreñir de forma conscientemente, porque trata imperiosamente de salir de mi, lo hago de forma celada, y “me pongo afónico” sin querer.

Es por eso que cuando nuestra voz deja de existir, en cierta manera, acallamos nuestro ser por ese mal mayor de ver sufrir a alguien al que queremos y al que no deseamos hacer daño alguno.

Cuando nos falta la voz no podemos expresarnos, perdemos la facultad de hablar siendo así silenciosos espectadores de un dolor que no queremos agravar, sino que anhelamos mitigar con todo nuestro cuerpo incluso para acabar sacrificando nuestra capacidad de comunicarnos.

 

MORALEJA: Mahatma Gandhi dijo: “La voz interior me dice que siga combatiendo contra el mundo entero, aunque me encuentre solo. Me dice que no tema a este mundo sino que avance llevando en mí nada más que el temor a Dios”.

viernes, 20 de mayo de 2016

DOS TONTOS PERO QUE MUY TONTOS



006/150

Sócrates dijo: “Sólo hay un bien: el conocimiento. Sólo hay un mal: la ignorancia”. Está claro que los individuos que han enviado hoy de la central sólo pensaban: “Mira tío, dos días en una gran ciudad a gastos pagados”. ¡Lamentable! Pero cuando trabajas en una multinacional esta clase de ignorantes suelen aparecer por desgracia con demasiada frecuencia. Están aburridos en la central y… ¿Qué hacen? Enviar a una versión mal lograda de Zipi y Zape para ilustrar a un montón de mujeres a los que ellos no consideran ni dignas de replicar lo más mínimo. Sin embargo, como decía el Chavo del Ocho… “¡¡¡NO CONTABAN CON MI ASTUCIA!!!”.

Hoy les han dado por presentarnos un programa que en principio es una chapuza y al final es… ¡¡¡UNA GRAN CHAPUZA!!! ¿Sabéis como les ha dado por presentarlo? Como una nueva manera de reducir el papel de la empresa (¡GUAU! Están pensando en el medio ambiente… ¡¡¡MENTIRA!!! Como el control siempre pasa por la información, todo aquello que se pone en un papel, pierde su valor ya que no pueden controlarlo. De esta manera, no sólo se reduce el papel sino que controlan cada uno de nuestro movimientos (cosa que no estaría mal si el programa, antes de hacerse, les hubiera dado por consultarlo con aquellas que lo tendrán que llevar a su pleno funcionamiento. Aunque… ¿PARA QUÉ?). Eso sí, para quedar como DOS VERDADEROS HEROES les ha dado por decir que no se empieza la casa por el tejado. Entonces, han empezado a llover las preguntas (por desgracia yo sola era la que tenía dudas (o las demás son unas conformistas o lo mismo le da ocho que ochenta que en cierta manera, resulta hasta patético)). Y una a una, preguntas tan simples como donde poner unos datos que eran necesarios para crear los proyectos, has sido respondidos con un… “¿¿¿QUÉ???” Seguido por un… “¿¿¿PERO ESE DATO HACE FALTA PARA HACER LOS PROYECTOS???” Así que dos hombres, que llevan trabajando en la empresa más de dos años uno y casi diez otro, después de empezar trabajando desde el mismo puesto donde estamos nosotras ahora, NI SABÍAN LO QUE HACE FALTA PARA HACER UN PROYECTO. ¡¡¡VAYA TELA!!! Es decir, para que lo entendamos todos, dos hombres que están cobrando diez veces más que nosotras, que tiene la confianza de la empresa porque llevan tanto tiempo en la empresa, resulta que no sabe como funciona ni su propia empresa. ¿Qué os parece? ¡¡¡HORRIBLE!!!

Luego no me extraña que el restos de países vayan a la cabeza cuando un mal proyecto de “execrables profesores” se toman un viaje para ilustrar y aprender a las nuevas mentes como una visita guiada a los concubinatos de moda y no sin antes llenar la panza hasta quedar bien satisfecho tanto en la mesa como en el lecho.

¡En fin! Dos horas perdidas por un chiste mal contado por un par de humoristas de quinta división. ¿Cuál era el chiste? En la moraleja os lo cuento.

 

MORALEJA: Conocen el chiste en el que se encuentran dos amigos y uno le dice al otro:

 

- ¿Qué tal te va?

 

- Pues regular, ¿y a ti?

 

- A mi fenomenal.

 

- ¿Y eso?

 

- Me he comprado un caballo fuera de serie,  es una maravilla.

 

- Cuenta, cuenta...

 

- Pues, es un pura sangre, y está amaestrado: Me limpia el jardín, me trae el periódico...

 

- Te lo compro.

 

- Ni de vaina. Te he dicho que ha ganado los mejores campeonatos mundiales hípicos. He ganado mucho,  mucho dinero en las apuestas...

 

- Te doy 300.000 € por el caballo.

 

- Bueno, por ser mi amigo, te lo vendo. Pero con mucha pena...

 

 

Al mes se vuelven a encontrar

 

- ¿Qué tal te va con el caballo?

 

- Pues de pena. No corre más que una tortuga. No obedece. No hace nada. Sólo sabe comer y cagar...

 

- Tú sigue hablando así del caballo qué lo vas a vender...

¿¿¿Entendéis ya el porque de mi enfado??? ¡¡¡BUENAS NOCHES!!! Y que Dios os libre de individuos que apuestan por la ignorancia en vez de impartir conocimiento.

lunes, 16 de mayo de 2016

ESTA NOCHE SOÑÉ CONTIGO (Relato)



005/150


 

Querido amigo,

 

Esta noche volví a soñar contigo. Quizás fue consecuencia de ese café inesperado, de ese perfume embriagador que llevas, de esa forma de tocar sin apenas hacerlo. ¿Cómo puede ser tan real un sueño? Podía sentirte ahí, frente a mí, en un lugar completamente desconocido hasta la fecha. Alguien nos trajo la comanda y luego,… desapareció, sin más. Estábamos solos tú, yo, tu taza de café solo y mi infusión de menta poleo (un cuarteto de lo más normal dado que sólo somos amigos).

 

Sin embargo, cuando todo se cae, incluso las etiquetas, el subconsciente lo sabe y deja fluir ese instinto animal que todos llevamos impreso y contenido a flor de piel. Quise centrar mis ojos en los tuyos como siempre. ¡Me costó horrores! Como un intruso en tu cuello, aquel colgante empezaba a llamar a mi bestia interior sin remedio, enmarcando, con los bordes de tu camisa, aquel pedazo de torso al descubierto debajo de él. Un sudor frío empezó a recorrerme el cuerpo. Tomé un sorbo de infusión (dicen que el agua siempre serena, pero comprobé que no cuando está caliente y por ella, destila el poder de las especias).

 

Por un instante sentir temblar mis piernas. Podría haber escapado pues sabía que ni me perseguirías ni me pedirías explicaciones. Mas algo me hacía permanecer ahí, casi anclada ante ti. “¡Dios!” Dije para mí misma. “¿Qué me está pasando?” Nadie respondió. Pero la bestia estaba ahí, hambrienta, sedienta, insalvablemente irracional, casi impertinente. Sabía que no la podría contener por mucho más tiempo.

 

Mentalmente no dejaba de repetirme: “Somos amigos, sólo amigos”. Yo me escuchaba, lo utilizaba como mantra interno para poder seguir un poco de tiempo más controlando lo incontrolable. “Somos amigos, sólo amigos” me susurraba para mis adentros. Deseaba que se convirtiera en una canción bien entonada, que algo así consiguiera calmar para siempre ese volcán desatado que había empezado a estallar en mi interior.

 

El silencio que sin querer había rodeado aquel momento se rompió con tu voz: “No somos amigos. ¡Hoy no!”. El dique se había roto del todo. La avalancha ardiente de lava, arremetió contra aquella tímida mesa que nos separaba a ambos haciendo que las tazas volaran hasta acabar hechas pedazos en el suelo. Ya nada separaba tu cuerpo del mío. Podía enfrentarme de frente con aquel mísero colgante que me había estado incitando a que lo arrancara desde el primer momento. Transgredir con mi boca, con mi lengua, ese pedazo de tu piel al descubierto que había hecho arder mi deseo hasta hacer que mi cuerpo estallara. No podría controlar mi ímpetu, mi frenesí se desbordaba de manera violenta.

-         Sosiega – susurraste.

-         No puedo – confesé de manera jadeante y entrecortada.

-         Dame tu boca, lentamente – dijiste son un rumor templado.

-         ¡No puedo! – no podía controlarme, la fiera está desatada por completo.

-         Paula… ¡Para! ¡Mírame! – fue una orden suplicante.

Frené en seco. Deposité mis ojos en los suyos. Su forma hipnótica de mirarme refrenaba mi corazón aquietando así mi respiración. Nos acercamos el uno al otro de manera casi imperceptible, estrellándonos en un beso tierno y sincero que derritió el hielo que podía quedar entre nosotros. Qué boca, qué lengua, qué calor entregado en dosis controladas de fogonazos tan bien dosificados que aceleraban y refrenaban irremediablemente mi deseo, mis ganas de más.

Tras ese leve contacto, tu aún sentado y yo reclinada sobre ti, pude sentir como tus dedos se deslizaban suavemente por encima de mi blusa. Desee bajar mis manos para desabrochar tu camisa. Una vez más, como si leyeras mi pensamiento, me cogiste las manos con una de las tuyas y me las aprisionaste en el aire con un leve movimiento casi imperceptible.

-         Cálmate. No me lo hagas repetirlo – ordenaste elegantemente.

Esta vez no respondí. Me dejé llevar sin más, esperando encontrar el ritmo adecuado para poder poseerte sin prisa.

Tus manos se precipitaron elegantemente debajo de mi blusa. Tus diestros envites empezaron a introducirse bajo mi sostén y a jugar delicadamente con mis erectos pezones aún prisioneros. Ese tacto casi imperceptible, templado, sosegado me encendía de tal manera que cada vez me costaba más y más contener a la fiera en mi interior. Mi lado más salvaje estaba siendo llevado hasta el extremo puro de la perdición y en el filo de este, un hilo me sostenía en el límite justo para suplicar más, para no caerme, para seguir ahí, templando mi deseo desbocado hasta un límite jamás imaginado y disfrutando de tal manera, que no existe palabras suficientes en este mundo para describir aquel deleite vivido.

Sacaste mis pechos por encima de mi sostén lentamente. Podía notar cada costura del sujetador, golpeteando aquel punto máximo erecto de mi pecho elevando mi éxtasis cada vez más. Una vez fuera, un suspiro suplicante y delirante inundó aquella estancia. El roce de mi blusa jugueteaba ahora con la excitación de mis pezones descomunalmente duros como jamás lo habían estado. Mis braguitas estaban húmedas y calientes. Todo mi sexo chapoteaba en un ardor, en un deseo exquisitamente delicioso. Sentía tus manos calientes sobre mi piel mientras me imaginaba como tu sexo también sufría como el mío a la espera de ese momento de contacto deseado, mientras uno se adentraba en el otro. Mis ojos se cerraban y se abrían con cada roce de tus dedos sobre mi vientre. Se movían en el límite de mi pantalón, jugueteando con mi ombligo. No me di apenas cuenta que uno a uno, fuiste desabrochando con tu otra mano, los botones de tu camisa. Levantaste mi blusa y tus labios besaron mi vientre con una dulzura ardiente que casi pierdo el control. Te miré y fue en ese instante cuando todo tu torso al descubierto se presentó ante mí. No me hiciste sufrir cuando mi boca, delicadamente, se fue acercando para poder deleitarlo beso a beso, cada centímetro de manera pausada, sin acelerar ni una décima de segundo el ritmo, pudiendo notar en mis labios cada pequeño estremecimiento de tu ser con nada nuevo roce. Me arrodillé ante ti, mientras mi boca seguía bajando lentamente por tu pecho hasta tu obligo. Ahora era yo la que podía escuchar tus gemidos casi imperceptibles deseando que sintieras en tu propia piel, lo que era estar en ese borde exacto de perder el control vigilando siempre no perderlo.

 

Solté tu cinturón. Luego, uno a uno, pausadamente, fui desabrochando los botones de tu pantalón. Podía ver la liberación de tu sexo como me agradecía aquel sutil gesto. Me despojé de mi blusa, mientras tú te quitabas tu camisa. Me hiciste que me incorporara cuando me precipitaba a besar lo que contenía tu boxer por encima de este. Sin dejar de mirarme fijamente, me liberaste de mis pantalones. Mis braguitas estaban empapadas. Al verlas sonreíste y me mientras tu boca se acercaba para jugar con mis pezones colaste tus manos tras mi espalda para liberarme del sujetador. Apretaba tu cabeza contra mis pechos. Sabía que no debía, que tenía que seguir controlándome pero cada vez me era más y más difícil hacerlo. Me acercaste hasta tu cuerpo, aún reposando sobre la silla. Ya no tenías los pantalones. Me ayudaste a sentarme sobre ti, a horcajadas con tu sexo anhelante y el mío con ganas de devorarlo. Aquel roce hizo que me mojaras más si era posible. Ladeaste mis braguitas y liberando tu sexo, fuiste controlando como me iba bajándome para sentirlo dentro. Yo no podía controlarme. Sólo notarlo dentro alcancé el primero de mis orgasmos sin el más leve movimiento tuyo.

 

-         Qué poco has aguantado – me dijiste de manera burlona mientras tus manos aferraban mi trasero.

-         He aguantado demasiado… ¿No crees? – respondí mientras te desafía con mi mirada.

 

Tu cuerpo empezó a dejar que el mío se deslizara de manera dulce sobre tu descomunal verga que inflamaba seguía dentro, muy dentro de mí. Movimientos rotatorios, me hacían gozar de ese miembro viril al que había estado deseando poseer desde el primer instante que lo vi ansiosamente duro ante mí. No podía contener mis orgasmos que se venían a mí un y otra y otra vez de manera descontrolada. Te gustaba verme perder el control, gozar con tu cuerpo, con tu sexo atravesando el mío mientras que seguías controlándote para que no se nos escapara de las manos ese momento de placer extremo.

 

Tu ritmo, mi ritmo, el de ambos, se incrementaba muy poco a poco. No podías imaginar cuanto me hacías gozar teniéndome entre tus manos, controlando que la fiera no se apoderara de mí. Seguía gimiendo, cada vez más intensamente. Gozaba tanto a la vez que te odiaba por no dejarme completamente libre para cabalgarte como una verdadera amazona de forma impetuosa, salvaje, brutal, lasciva.

 

El despertador sonó y maldije no haberte hecho correr de placer. Sin lugar a dudas, había sido un sueño muy intenso pues cuando desperté, mis sabanas estaban empapadas en sudor, mi sexo inundado de goce, mi cuerpo con ganas de no haber despertado nunca de esa ensoñación.

 

Sé que Oniro solo es un mundo que vive más allá de mí y de ti. Mas sin lugar a dudas, esta noche soñé contigo, gocé a tu lado y te di la virtud de controlar a un animal salvaje. ¿Cuántos pueden hablar de ello tras un acto tan suicida?

 

Besos y solamente disculpar mi atrevimiento, sin lugar a dudas no era yo aunque jamás me sentí más yo que nunca.

 

PAULA J.

domingo, 15 de mayo de 2016

1944




004/150

 

No es la primera vez que confieso ni ante vosotros ni ante los que me conocen un poco, que soy una apasionada de Eurovisión. Quizás porque no entiendo la vida sin la música, sí esa pasión irrefrenable que alguien demuestra cuando canta con el corazón. Es por eso que un concurso con Eurovisión que no muestra una clase de música sino una muestra de unos cuantos países, me parece un escaparate que se abre ante mi una vez al año lleno de sorpresas y cosas innovadoras que jamás hubiera podido escuchar sino fuera por ese reto entre estrellas conocidas o no tanto.

 

Sin embargo, sé que la música no es tan bien entendida por todo por igual. Es por eso que comentaristas de turno como Anne Igartiburu, son capaces de decir que la canción ganadora no le ha gustado porque no tenía estribillo (¿En serio no hay en España una persona que sepa valorar mejor la música que ella? Hasta mi sobrino de tres años sabe lo que le gusta o no, sin tener que pensar en un estribillo que, dicho sea de paso, es una aportación más bien simplona por no decir francamente estúpida).

 

Mas un año más lo que francamente me ha encandilado a parte del poder vocal y de interpretación de la ganadora Jamala de Ucrania con su canción 1944, es que ninguna canción debe ser juzgada por las tapas y menos por las apuestas que se hacen aquí o allá sobre una u otra.

 

La canción de Ucrania apunto estuvo de no formar parte del concurso de Eurovisión 2016 ya que la canción titulada "1944" habla sobre la deportación de los Tártaros de Crimea ocurrida en la década de los años 40 por la Unión Soviética a manos de Joseph Stalin. La cantante Jamala se inspiró en la historia de su bisabuela Nazylkhan, quien tenía veintitantos años cuando ella y sus cuatros hijos fueron deportados a Asia Central. Una de sus hijas no sobrevivió al viaje y falleció. Mientras tanto, su bisabuelo estaba peleando junto al Ejercito Rojo en la Segunda Guerra Mundial y por eso no pudo proteger a su familia.

 

El estribillo de la canción, que haberlo haylo aunque Anne no lo entendiera al estar en el Idioma tártaro de Crimea, son frases que Jamala escuchó de su bisabuela, expresando que ya no podría vivir su juventud en su ciudad dejando ver así que habían acabado con su mundo con cierta tristeza amarga por las pérdidas (que la cantante ha interpretado como si la viviera en sus propias carnes).

 

Durante las votaciones, Australia era la primera, pero con el televoto, quedando sólo las votaciones por dar de Rusia y Ucrania, esta ha pasado por delante dejando bien claro que a veces las casualidades o las causalidades, dejan claro que lo que pasó en el pasado, jamás debió ocurrir en ninguna parte del mundo y que debemos ser lo suficientemente inteligentes, aunque el “estrillo no acompañe” de no repetir los errores del pasado.

 

¡Enhorabuena Jamala! Para el resto, recordarles que sólo es un concurso y que la calidad no se mide por el poder de un voto indistintamente de quien lo emita.

 

MORALEJA: Henry Van Dyke, escritor estadounidense (1852-1933) dijo una vez: “Utiliza en la vida los talentos que poseas: el bosque estaría muy silencioso si sólo cantasen los pájaros que mejor cantan”.

viernes, 13 de mayo de 2016

UNA ESPERA DESESPERADA


003/150

 

Es raro como la vida pone a cada cual en su lugar. ¿Cuántos seres humanos somos en el mundo? ¿Cuántos son capaces de dar algo simplemente por amistad? ¿Cuántos no te abandonarían pese a saber que su “vida” corre peligro de alguna manera? En la actualidad, con datos del 1 de julio de 2015 era de  7,349 billones. De amistades dicen que uno tiene como mucho los dedos de una mano (cinco). Y de los que no te abandonan pese a que su “vida” corra peligro sólo uno. Una persona entre más de siete billones de seres humanos, y yo he tenido la suerte de encontrarla.

 

En la vida yo me he encontrado con ciertos capullos que, pese a que yo fui siempre de frente, sólo han pensado en sus propios beneficios de una manera o de otra. Yo sinceramente, quizás por ese carácter tan abierto que tengo, me he topado con un centenar de ellos aunque sólo me han hecho daño unos diez a lo sumo. Sin embargo nunca les culpé por su egoísmo sino que, sin lugar a dudas, pese a que las personas dicen que desean que las personas vayan de frente y digan la verdad, no están preparados para la verdad y al final, cada cual se quita la máscara. Muchos piensan: “Si no puedo aprovecharme de ella, no la necesito para nada”. Yo lloro, pues tengo mi corazoncito, sufro pues cuando yo confío en alguien no lo hago a la espera de algo que sea reciproco ni mucho menos. Eso sí, espero que se me respete con la decisión tomada y poco más. Aunque si deseo un feedback mínimo. Mas pasan los días y… ¡NADA!

 

Por suerte hay personas que te dicen.: “El camino es ese. Puedes tomarlo en línea recta o en zigzag. ¡Tú decides!”. Mirad que aprendizaje más sencillos. Mostrar un camino sin más ni más en vez de dar vueltas hasta ver cual es el punto débil de una persona. ¡Directo! ¡Claro! ¡Conciso! Como debe de ser.

 

Eso sí, siempre te dice una coletilla a la que no estamos acostumbrados los seres humanos: “El camino es largo. El trabajo duro. El adiestramiento tiene que ser por ti misma. No hay fecha de llegada. ¿Podrás?”.

 

Así que aquí me encuentro, con un nuevo camino por delante, leyendo páginas de Internet para intentar aclararme y aprender, y obviamente muy nerviosa pues es lo que tiene la espera, que desespera sobretodo si no existe fecha límite. Sólo espero una cosa: ¡QUE EL ESFUERZO, AL FINAL, HAYA VALIDO LA PENA!

 

MORALEJA: Mahatma Gandhi dijo: “Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa”.

martes, 10 de mayo de 2016

UN HILO DE ESPERANZA




002/150

 

Muchas veces nos hemos imaginado lo débil que es un hilo, una hebra larga y delgada de un material textil, que su acción fundamental de uso es para coser. Sin embargo pocos son los que saben que no todos los hilos de este mundo son de ese material con el que se fabrican un sinfín de telas para múltiples usos. Hay hilos invisibles, casi imperceptibles, que desde la distancia son ese punto de unión necesario para que dos personas sigan luchando, ambas con una ilusión común: la de reencontrarse. Da igual que personas tengan ese cabo asido por un costado (un padre y su hija, un hijo y su madre, una abuela o su nieto, una nieta y su abuelo,…). Lo verdaderamente importante es que ambos entiendan cual es ese momento justo para poder acercarse y alejarse sin que en ningún momento ese débil trozo de unión nunca se rompa.

 

Es verdad que a veces cuesta mucho controlar un impulso que nace en lo mas profundo de tu ser que te empuja, que te lleva a precipitarte a coger un avión, un tren, un taxi y para poder acotar esa distancia un solo instante. Sin embargo mantenerse con la mente centrada, con la cabeza fría, cuesta muy mucho cuando el corazón no para de gritarte desde la distancia… “Regresa a mí”.

 

Mas la espera pasará y esa ilusión llegará, da igual si tarde o temprano, pero ese hilo, esa hebra que nos separa en una intensidad de mil kilómetros o más, se acortará para poder recibir el abrazo consolador o para darlo. Entonces todo habrá valido la pena, todo lo que tuvimos que pasar para volver a estar juntos una vez más.

 

MORALEJA: En la mitología griega, las Moiras eran las personificaciones del destino. Eran tres hilanderas que hilaban el destino de los hombres. Se las representaba comúnmente como a tres mujeres hieráticas, de aspecto severo y vestidas con túnicas: Cloto, portando una rueca; Láquesis, con una vara, una pluma o un globo del mundo; y Átropos, con unas tijeras o una balanza. Cuando la vida terrenal de los griegos llegaba a su fin, el hilo que les unía a la vida era cortado para dar paso al otro mundo.

 

Cuesta imaginar que algo imperceptible para el ojo humano, algo que va más allá de las creencias más puras e inocentes, sea entendido por aquellos que nunca amaron pero de veras. Y no me refiero a un amor de pareja sino en algo tan fuerte, tan bello y tan inexplicable como cierto.

 

Un hilo aparentemente no es nada. Una simple hebra y poco más. Mas no voy a dejar que ese hilo se rompa jamás, no hasta que pueda darte el abrazo más grande del universo y pueda verte para decirte: “Ya estoy de nuevo aquí, a tu lado”. ¡Te extraño! No me faltes nunca.

 

lunes, 9 de mayo de 2016

POR QUÉ EN LOS DÍAS DE LLUVIA…



 

001/150

 

Los días de lluvia son mágicos para mí. Sin lugar a dudas a muchas personas les evoca melancolía, tristeza, soledad, frío,… Yo tengo que ser un bicho raro pues a mí la lluvia me evoca muchas sensaciones, pero ninguna de carácter entristecido y nostálgico.

 

Sin embargo sí que tengo que reconocer que las canciones de amor de manos de Alejandro Fernández, de Diego Martín, del gran Luís Miguel cobran más fuerza con esas tímidas lágrimas celestiales estrellándose irremediablemente de manera silenciosa contra los cristales de las casas. Es un abrazo entrañable melodioso, que te aprieta con cada estrofa un poco más contra su pecho. No sólo te acaba reconfortando el cuerpo, la mente y tu ser a completo, sino que nos resguarda hasta el respirar acompasadamente lento que nos hace sentir en el paraíso de los sentidos.

 

Mas esos días de lluvia que eres capaz hasta de mirar más lejos de tu horizonte frontal, ves como las palomas están encaramadas a los cables que van de punta a punta de las grandes calles o avenidas, e inmóviles permanece ahí, como encerradas en sí mismas, esperando que amaine el temporal.

 

Pero lo mejor de estos días es que mientras el resto maldice cada gota que se precipita contra el suelo, sobretodo si ha habido uno o dos o tres días de sol seguidos y ya habían sacado toda la ropa de verano del armario, es que la calidez de un abrazo se valora mucho más. Ese que se da sin más, con toda la pureza de un alma.

 

Los días que el astro sol culmina los cielos, sin lugar a dudas un abrazo es como algo lógico (al menos para las personas como yo que dan tanto valor a esa clase de actos con tanta valentía por bandera). Mas en un día de lluvia que muchas personas casi suplican que le abraces, cuando por fin regalas uno, se valora tanto, que hasta te sabe mal tanto agradecimiento.

 

¿Por qué los días de lluvia son especiales? Pues muy simple: la madre naturaleza se manifiesta en todo su esplendor decorando con pequeñas gotas árboles, setos, geranios, tiestos, incluso farolas incluso apagadas.

 

Los días de lluvia son mágicos, aunque muchos jamás serán capaces de verlos así.

 

MORALEJA: Edmond Gouncourt dijo: “No perdáis vuestro tiempo ni en llorar el pasado ni en llorar el porvenir. Vivid vuestras horas, vuestros minutos. Las alegrías son como flores que la lluvia mancha y el viento deshoja”.

EN EL PUNTO DE PARTIDA…

 
 
 
Tras un largo periodo silencio de nuevo vuelvo aquí, sin una clara visión de lo que espero de este blog. Hace ya mucho tiempo que esto empezó con el único propósito de descargar mi cuerpo, mi alma, mi mente de todo ese peso, a veces vulgar, otras lascivas, otras poéticas, que las musas me trasmitía a través de sueños intensamente muy fuertes. Mas tras el largo periodo desde el inicio que fue en 2011 está claro que si tengo talento nadie llamó para darme una oportunidad y al final, una se desgasta hasta tal punto en que dice basta. ¡Se acabó! Hoy, mi punto de partida es un inicio de 150 entradas más y se acabó Paula J.
 
Como veis no es una fecha, no es un día en concreto. Desde mañana el reloj de las entradas corre en mi contra y lo peor de todo es que yo, cuando tomo una decisión, la llevo a cabo hasta el final pase lo que pase.
 
La cuenta atrás no se detendrá y una a una, irán cayendo sin más ni más.
 
Sólo espero que aprovechéis esas entradas si es que alguna vez lo que he escrito tuvo sentido para alguno de vosotros. Sino, seguid como hasta ahora, unos meros visitantes que leen y poco más sin dar ni siquiera a conocer lo que leen como si se avergonzaran de sí mismos.
 
Yo pocas veces os pedí colaboración en mi blog, pero nunca me la disteis. Pocas veces os he pedido que me tendierais una mano, al menos no directamente, pero nunca me ayudasteis. Ahora ya no se puede hacer nada. ¡150 entradas más y Paula J. dejará de existir para siempre! La cuenta atrás empieza mañana.
 
Siempre dicen que la muerte debe de ser silenciosa y callada. Que cuando alguien se va, debe hacerlo de puntillas sin armar mucho ruido. Tras este mensaje no habrá ningún comentario más al respecto. Cada día el marcador del blog marcará las entradas que quedan y poco más. ¡Así lo habéis querido! Así lo vais a tener.
 
MORALEJA: Víctor Frankl dijo: “La muerte como final de tiempo que se vive sólo puede causar pavor a quien no sabe llenar el tiempo que le es dado a vivir”.