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No es la primera vez que confieso ni ante vosotros ni ante
los que me conocen un poco, que soy una apasionada de Eurovisión. Quizás porque
no entiendo la vida sin la música, sí esa pasión irrefrenable que alguien
demuestra cuando canta con el corazón. Es por eso que un concurso con
Eurovisión que no muestra una clase de música sino una muestra de unos cuantos
países, me parece un escaparate que se abre ante mi una vez al año lleno de
sorpresas y cosas innovadoras que jamás hubiera podido escuchar sino fuera por
ese reto entre estrellas conocidas o no tanto.
Sin embargo, sé que la música no es tan bien entendida por
todo por igual. Es por eso que comentaristas de turno como Anne Igartiburu, son
capaces de decir que la canción ganadora no le ha gustado porque no tenía
estribillo (¿En serio no hay en España una persona que sepa valorar mejor la
música que ella? Hasta mi sobrino de tres años sabe lo que le gusta o no, sin
tener que pensar en un estribillo que, dicho sea de paso, es una aportación más
bien simplona por no decir francamente estúpida).
Mas un año más lo que francamente me ha encandilado a parte
del poder vocal y de interpretación de la ganadora Jamala de Ucrania con su
canción 1944, es que ninguna canción debe ser juzgada por las tapas y menos por
las apuestas que se hacen aquí o allá sobre una u otra.
La canción de Ucrania apunto estuvo de no formar parte del
concurso de Eurovisión 2016 ya que la canción titulada "1944" habla
sobre la deportación de los Tártaros de Crimea ocurrida en la década de los
años 40 por la Unión Soviética a manos de Joseph Stalin. La cantante Jamala se
inspiró en la historia de su bisabuela Nazylkhan, quien tenía veintitantos años
cuando ella y sus cuatros hijos fueron deportados a Asia Central. Una de sus hijas
no sobrevivió al viaje y falleció. Mientras tanto, su bisabuelo estaba peleando
junto al Ejercito Rojo en la Segunda Guerra Mundial y por eso no pudo proteger
a su familia.
El estribillo de la canción, que haberlo haylo aunque Anne
no lo entendiera al estar en el Idioma tártaro de Crimea, son frases que Jamala
escuchó de su bisabuela, expresando que ya no podría vivir su juventud en su
ciudad dejando ver así que habían acabado con su mundo con cierta tristeza
amarga por las pérdidas (que la cantante ha interpretado como si la viviera en
sus propias carnes).
Durante las votaciones, Australia era la primera, pero con
el televoto, quedando sólo las votaciones por dar de Rusia y Ucrania, esta ha
pasado por delante dejando bien claro que a veces las casualidades o las
causalidades, dejan claro que lo que pasó en el pasado, jamás debió ocurrir en
ninguna parte del mundo y que debemos ser lo suficientemente inteligentes,
aunque el “estrillo no acompañe” de no repetir los errores del pasado.
¡Enhorabuena Jamala! Para el resto, recordarles que sólo es
un concurso y que la calidad no se mide por el poder de un voto indistintamente
de quien lo emita.
MORALEJA: Henry Van Dyke, escritor
estadounidense (1852-1933) dijo una vez: “Utiliza en la vida los talentos que poseas:
el bosque estaría muy silencioso si sólo cantasen los pájaros que mejor
cantan”.
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