* El Rey abdica (enlace web: http://www.abc.es/espana/20140602/abci-juan-carlos-abdica-201406021042.html).
Hubo un tiempo en que yo también creí en la corona. Creí
que el rey, Don Juan Carlos I, nos había librado de algo que yo sólo conocía
por los libros de historia: la dictadura de Francisco Franco. Cuarenta años de
dolor. Cuarenta años de angustia. Cuarenta años de zanjas aún no se sabe muy
bien donde. Cuarenta años de desaparecidos. Cuarenta largos años de represión.
Pero llegó el 20N y con la muerte de un dictador, España, veía una nueva etapa
ante sus ojos. Nació una constitución. Nombraron a un rey y la democracia,
reino durante muchos años.
Hubo un tiempo en que yo también creí en la corona. Aún no
podía votar pero deseaba que llegara el día en que mi elección sirviera para
marcar el rumbo de nuestras vidas. Estudiaba y la enseñaza era de calidad. La
sanidad, siempre un poco a remolque, siempre estuvo ahí, para cualquier
urgencia que tuviera mi familia o yo. Era un mundo más o menos aceptable, pese
a que había cosas de las que ya empezaba a darme cuenta de que no encajaban (no
en la mente de una chica de diecisiete años).
Hubo un tiempo en que yo también creí en la corona. El
príncipe Felipe salió de abanderado en los juegos olímpicos de Barcelona ’92.
Se me erizo el bello de los pies a la cabeza al verle paseando la bandera de
nuestro país orgulloso, al ver las lágrimas de Elena, emocionada sin seguir
para nada el protocolo, aplaudiendo a dos manos fuerte por aquella escena que
conmovió a más de un español. Después, en mi amada Sevilla, vi casarse a Elena.
Luego en mi linda y bella Barcelona, vi enlazarse a Cristina. Tiempo después,
en Madrid, vi unirse en santo matrimonio a Felipe. Lo seguí emocionada desde el
principio hasta el final.
Hubo un tiempo en que yo también creí en la corona. Nació
Felipe Juan, Victoria, Juan, Pablo, Miguel, Irene. Nacieron Leonor y Sofía.
Seguí cada presentación de cada miembro orgullosa de formar parte del pueblo en
el que reinaba un rey justo, magnánimo, cercano, que soltaba un POR QUÉ NO TE
CALLAS yendo contra todo el protocolo a favor, de los suyos.
Hubo un tiempo en que yo también creí en la corona. Mas
llegó la crisis, una crisis de valores, una crisis profunda, sin vuelta de hoja
al parecer. Una crisis que se trataba de encubrir, que no se ha resuelto, que
ha dejado sin lo básico (trabajo digno, casa, alimentos, educación, sanidad,…)
a todos aquellos que debía amparar una Constitución creada para hacer una mejor
España, para que el pueblo tuviera lo que desde hacía cuarenta años, se le
había negado. Esa crisis encendió muchas luces en lugares a los que hasta ahora
no nos atrevíamos a mirar. Todo se iluminó y no fue nada bueno lo que mostró
aquella nueva visión. Llegó Botswana y la matanza de elefantes en un momento
muy crítico. Llegaron los escándalos políticos. Llegaron los desahucios. Llego
la sustracción de pagas para sobrevivir, remuneraciones para tirar adelante, de
formas de conseguir un poco de vida en un país “muerto” a muchos niveles. Llegó
de nuevo el atraso con leyes de antes de la guerra. Llegó el caso Urdangarin,
salpicándolo todo y a todos. Llegó la hora de dar un ejemplo por parte de ese
rey tan querido y admirado por el pueblo. ¡SILENCIO! Hubo mucho silencio. Hubo
reuniones ocultas para salvar a su hija, Cristina, de ese olor putrefacto que
les había invadido por no saber conformarse con un sueldo superior al SMI con
el que tenían que vivir, antes de la crisis, muchos españoles. Llegó el dolor
al vernos desamparados. Llegó la rabia. Llegó el rencor. Llegó el momento de
abdicar.
Hubo un tiempo en que yo también creí en la corona. Ahora,
que se tomo una decisión que debió tomarse hace mucho tiempo, que ya han pasado
otros casi cuarenta años más malos que buenos, creo que llegó el momento de
tomar otro camino. No se trata de nombrar al sucesor sin más ni más. ¡NO! Si
hay que redactar una nueva constitución ahora es el momento. Si hay que
eliminar cargos políticos (como el senado que para nada sirve) ahora es el
momento. Si hace falta una reestructuración estatal para conseguir un bien para
el país, ahora es el momento de hacerlo. Si ha llegado el momento de dejar a la
monarquía de lado, pese a las sucesiones del trono por su desmesurado
presupuesto que más que ayudar perjudica a un país en números rojos, ahora es
el momento.
Ahora es el momento de hacer una noticia que verdaderamente
cambie el rumbo de la historia y no algo que ya se venía venir tal y como
estaba el panorama. Ahora es el momento del cambio, para un lado o para otro,
pero un cambio que nos haga, de nuevo, sentirnos como mínimo, personas iguales
ante la LEY, ante el ESTADO, ante TODO. No puede haber un doble rasero que
diferencie el trato por lo que se tiene. ¡¡¡ESO NO!!! Y por desgracia, es lo
que está pasando.
Los brazos cruzados no sirven de nada. El presidente de
EEUU Barak Obama lo demostró ayudando al pueblo con decretos que
verdaderamente, pusieran en funcionamiento de nuevo la economía de su país
ayudando a los más desfavorecidos. ¿Por qué en España, hasta ahora, el Rey no
ha hecho algo parecido?
Ha llegado el momento de labrar un nuevo futuro. ¿Con rey o
no? Sinceramente, si es para heredar el reinado de su padre, para mi está de más
el nombramiento. Ahora bien, si es para dar de nuevo voz al pueblo y sobretodo,
presente digno y futuro esperanzador, a mi no me importa que exista un Felipe
VI, Rey de España, pues como ya he dicho, hubo un tiempo en que yo también creí
en la corona.
MORALEJA: Don Juan Carlos I de Borbón, Rey
de España, dijo una vez: “La realidad es muy difícil de soportar para quienes
creen que cualquier tiempo pasado fue mejor”. Deseemos que, a partir de ahora,
la realidad sea más fácil porque merezca la pena volver a formar parte de algo
en lo que creímos un día no hace tanto (la igualdad, la democracia, la ley,…).
¡Creí en la corona! Ahora ya no. No ha sido por mi falta de
FE la que me hizo perder mis creencias. Fue la parsimonia ante actos tan viles
en los que jamás se dio ni la cara, ni una solución correcta, ni nada. No abogo
por la república pues yo no conozco como será. Mas si tengo que vivir otros
casi cuarenta años más de “brazos cruzados”, de “bocas cerradas”, de
“injusticias reales”, prefiero no tener rey y que alguien que de la CARA, pero
de VERDAD, responda de los platos rotos poniendo a cada cual en su sitio, SEA
CUAL SEA el cargo que ocupe en nuestros sistema democrático. Si sus manos no
están limpias, no pueden formar parte del nuevo proyecto.
Creer en la corona! No hay que idealizar a las personas, y mucho menos las Instituciones.Desde luego, te comprendo.Los seres que nacimos sin malicia pensamos que los OTROS son iguales. Luego la Vida nos demuestra que no es así.Lo importante es que tu vibres con las injusticias que veas cometer y que no guardes silencio. No podemos convertirnos en cómplices de las ambiciones ajenas. Mis mas cordiales saludos.
ResponderEliminar¡Gracias Beatriz por tu comentario! Últimamente pretenden que nos quedemos cruzados de brazos y nos dejemos hacer. A la que alzamos un poquito la voz, ya somos acusados de anarquistas o de terroristas. Pero la verdad es que somos personas cansadas, agotadas de ver que hay dos tipos de vida: para los que poseen riqueza y para los que no.
Eliminar¡¡¡Saludos cordiales Beatriz!!!