Las técnicas de ventas son
las habilidades de interpretar las características de un producto y/o servicio,
en términos de beneficios y ventajas para el comprador, persuadirlo y motivarlo
para que compre el producto y/o servicio. Esto implica un proceso planeado,
ordenado, lógico y analítico para beneficio tanto del comprador como del
vendedor. Las técnicas de ventas implican saber: A) Qué hacer los primeros
quince minutos de una entrevista; B) Cómo hacer una presentación de experto; C)
Cómo expresar las características del producto y/o servicio; y D) Cómo
presentar pruebas orales y escritas de los beneficios y valores (enlace web:
http://www.monografias.com/trabajos72/tipos-tecnicas-ventas/tipos-tecnicas-ventas2.shtml).
En resumen, que las técnicas de ventas es conseguir que
compres un producto CUESTE LO QUE CUESTE.
En un mercado como el español, falto de recursos
monetarios, falto de gente con ganas de comprar algo que no sea, vital para la
sobrevivir,… ¿Qué se suele hacer para que el producto sea más atractivo a los
ojos de un comprador? Desde vender las segundas unidades de un producto al 70%
más barata (el vendedor se garantiza dos compras de mismo producto y con uno
compensa el coste de ambas); desde hacer un pack que una dos productos en uno a
precios más asequibles (por ejemplo, como vi el otro día: vendían dos paquetes
de pasta con una salsa en medio. El producto por si sólo, costaba más o menos
la mitad. Pero junto, con salsa y todo, costaba el doble con el agravante o la
suerte, de que venía la salsa, digamos que “gratis”); hasta ponerlos a un
precio irrisorio pues están a punto de caducar (esto lo he visto en grandes
centros comerciales tanto con los yogures, como con algunos embutidos
embasados. No implican que estén en mal estado pero antes de contarlos como
perdidas y arrojarlos a la basura por no poder comercializarse, pues lo sacan a
la venta con un precio mínimo).
Si los productos no son de primera necesidad, en este caso
comida e higiene, las técnicas de venta son un poco más estudiadas: compre
ahora y financie en doce meses sin intereses (incluso así, no podemos olvidar,
que le vendedor siempre saldrá ganando pues entonces, la venta en si, no tiene
ningún sentido); o cómprelo ahora y por cada gol que meta su selección le
reduciremos una cuota del producto adquirido (lo malo es si tu selección pierde
en la primera vuelta que más que haber comprado algo para disfrutarlo te parece
que has comprado un ataúd para que te entierren dentro con todas tus letras por
pagar); hasta pruébelo catorce días (para probar la calidad de un producto y
así, una vez hechos los tramites, que sea más difícil devolverlo).
En esta última técnica es el que hoy hago mas hincapié
porque que no te guste y devolverlo después de catorce días, se puede hacer.
¡Nadie lo impide! Pero yo me pregunto… ¿Existirá un producto de prueba? Si
existe este producto, tras el periodo de prueba,… ¿Te cambian el producto de
prueba por el producto final? Y lo más importante y la vez más asqueroso,
depende de cómo se piense: si no existe producto de prueba, si se puede
devolver un producto tras catorce días de haberlo probado,… ¿Qué clase de
producto estoy adquiriendo cuando compro? ¿El que alguien probó y no quiso? ¿O
uno completamente nuevo? Da que pensar,… ¿Verdad?
Si ponemos que ese producto puede ser un colchón, los
miedos sobre quien durmió antes se convierte en abismales. Imaginad, por un
momento, que una persona lo hubiera probado y que, por desgracia, hubiera
fallecido en dicho colchón. Lo hijos, rotos por la pena y ansiosos por
desprenderse de todo lo que les trajera malos recuerdos, devuelven el colchón.
¿Qué te garantiza que no te van a encasquetar el colchón del muerto a ti?
O peor aún, que una persona a la que le gusten los
animales, tenga su casa llena de toda clase y resulta, que por falta de pasta,
no los tienes vacunados contra todo lo que deberían estar vacunados. Devuelve
el colchón,… ¿Quién me garantiza a mi que no voy a coger pulgas cuando lo
compre?
O peor aún, que haya servido de picadero ocasional en una
residencia de estudiantes con una lívido desmesurado que aprovechaban el catre
más de siete veces al día con personajes de todo tipo. ¿Qué pasaría si pasara
la luz azul por mi nuevo colchón adquirido? ¿Sería capaz de encontrar un lugar
que no hubiera estado impregnado por toda clase de lubricantes femeninos,
masculinos o industriales?
En fin, que hay técnicas de ventas que más que ADMIRAR
habría que TEMER pues alguien tiene que pagar los platos rotos, y normalmente
solemos ser los compradores incautos los que los pagamos contra nuestra propia
voluntad.
MORALEJA: Arthur Schopenhauer, filósofo
alemán (1788-1860), dijo: "La salud no lo es todo pero sin
ella, todo lo demás es nada."
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