PUERTAS CERRADAS
Otra se cerró frente
a mí de nuevo
con nombre y apellidos.
Otra vez me toca
verla desde fuera,
y cada veta de su madera,
se burla malévolamente de mí.
¿Cuántas se cerraron ya?
Demasiada para recordarlas
de nuevo con una astilla en el alma,
con trozo de madera revolviéndome
el espíritu desde dentro.
La certeza absoluta de mi vida
es que todo es falso
(amigos, estatus, vida).
¡No soy culpable!
O quizás sí,
de dar continuamente
palos de ciego al aire,
de obligarme,
una y mil veces,
a creer en el prójimo.
¡Nadie ayuda a nadie!
No en este deambular extraño
de ir da acá para allá sin rumbo fijo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario