Todo está muy
confuso en mi mente. Recuerdo que tenía un masaje. Al llegar una chica rubia
con el pelo corto me dijo que me desnudara y me tapara con una toalla. No había
nada raro en eso. Era un masaje de cuerpo entero y ambas éramos mujeres. Hice
lo que me dijo. Me tumbé y esperé. La música era relajante. El aroma era suave.
Al poco rato yo
me sentía como nunca y aún no me habían tocado ni un pelo. Poco tiempo más
tarde, unas manos me acariciaban la nuca, se deslizaban entre el aroma de la
canela y la naranja. Me sentía bien. No habían pasado ni cinco minutos del
primer contacto cuando otras manos empezaron a acariciar mis muslos y subían
hacia mi trasero deslizantes. Quise decir algo, o lo pensé, o intenté pensarlo.
No éramos dos. Éramos tres. Quise ver quien era la tercera o el tercero pero me
dejé llevar. Alguien traspasaba la barrera de un masaje y con sus dedos,
llegaba a lugares que jamás había explorado nadie en mi anatomía. Mientras, la
manos del cuello, me dedicaban roces que me trasportaban al placer una y otra
vez.
Todo esta
confuso, muy confuso, pero recuerdo que me di la vuelta y había un hombre,
había una mujer y estaba yo. Ella alcanzo mi sexo con los dedos mientras con la
boca mordisqueaba mis pezones. Él me miraba, la miraba y no dejaba de
deleitarse mientras seguía masajeando mi cuerpo.
No recuerdo
mucho más. Todo esta difuminado en mi mente. Recuerdo que no se como acabé
encima de él, su pene dentro de mi, ella delante de mi, con su sexo en la boca
de él mientras yo me movía como loca con su pene bien dentro de mis entrañas.
Ella buscaba mi cuerpo. Él seguía empalmado, con ganas infinitas de
proporcionar más y más y más placer a una hembra.
Todo está
confuso. Me cuesta acordarme de todo. Eso si, mi mente, mi cuerpo entero y mi
sexo se estremecen cuando algo fugaz vuelve a turbar mis recuerdos. Recuerdan más
que yo o eso es lo que me digo para justificar que fui gozada por un hombre y
una mujer a la vez y que jamás me sentí tan completa.
La confusión
está. Los recuerdos vienen, van, desaparecen. El hecho fue claro: deseo volver
a repetirlo una vez más después de otra.
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