HABLA EL CORAZÓN DE MARÍA
Vivir es fácil.
Sobrevivir no tanto.
Mi camino es empinado,
lleno de piedras, ramas,
maleza y muchas espinas.
No es fácil caminar,
no para mí,
no desde hace
ya varios años.
No por eso
he pensado no seguir
hacia delante por mis hijas,
por mis nietas,
por mi nieto,
por todos aquellos
a los que amo y quiero.
No es fácil entrar
en un quirófano
sin miedo a no salir.
Quedarte en la mesa
sin vida pasa una
o dos veces por tu cabeza,
sobretodo, cuando eso
ya pasó una vez.
No es fácil levantarse
por la mañana.
No es fácil no poder hacer
las cosas normales de la vida.
No es fácil renunciar a cocinar,
a coser, a andar por mi propio pie
(mi sendero es más inclinado,
mas duro de andarlo para mí).
¡Mas yo no me rindo!
Tengo mucho
por lo que luchar,
mucho por lo que dar
las gracias a mi
Virgen de Montserrat.
Por ellos,
por todos
los que me dan la vida
con sus besos,
por todos los que
me abrazan con cariño,
por todos los que me dicen
que me quieren mucho
más de lo que yo les quiero,
voy a seguir sobreviviendo.
¡La vida es dura!
No lo niego.
Mas ellos hacen
que mi camino
sea infinitamente
más delicioso
de ser superado aunque
sea en silla de ruedas.
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