Hace trescientos sesenta días atrás estaba como ahora,
delante de una pantalla de un ordenador y cuestionándome muchas cosas. No sabía
para donde tirar con mi vida ni para que (es duro tener treinta y cinco y estar
descatalogada como trabajadora sólo por eso).
Hubo personas en mi vida que con duras palabras me
mostraron la verdadera cara que se oculta tras una empresa. Fue duro, no lo
niego, pero con el tiempo liberarme de una sensación que me provocaba cierta
angustia fue francamente renovador para mi vida. ¡La verdad era libertadora a
largo plazo!
Hubo otras personas que por un motivo o por otro, no se
portaban como hasta la fecha en el que el cara a cara fue turbador. Tuve
enfrenamientos muy duros con ellos, quizás justo o quizás no, pero
enfrentamientos que nos hicieron ver a los dos partes, una nueva visión de lo
que estaba pasando. Lloré mucho (soy una mujer muy sentimental y perder algo
tan valioso que yo creía que era una amistad, me hizo llorar océanos de dolor a
solas). Tras las lágrimas también llegó la claridad. Cada cual aceptó, en menor
o mayor manera, su parte de culpa y el tiempo que todo lo pone en su lugar,
hizo, poco a poco, el resto. Los que debían irse se fueron y los que quisieron
quedarse pues,… me hicieron sentir que volvía a reencontrarme con personas por
las que vale la pena seguir luchando.
Durante estos trescientos sesenta días he construido muros
a mi alrededor y los he tirado un par de veces (es bueno sentirse protegida
pero sentirlo rodeada de ladrillos que no dejan ver más allá de tus narices, no
servía para avanzar y dejar atrás los miedos).
Hubo falsedades que rodearon mi vida, que quisieron
alejarme de personas increíbles. ¡La mentira no consiguió su propósito! Las
personas que fueron construyendo esas mentiras, fueron arrolladas por su mala
cabeza. ¡La mentira tiene las patas muy cortas! Y, pese a que no aprendieron
nada de sus maldades, salieron de mi vida y con eso yo ya me conformaba (por
ellas si que no derramé una lágrima).
Luché duro cada día por conseguir mis sueños. Hubo momentos
muy crueles en hospitales, en salas de espera entre prueba y prueba, en que un
bolígrafo y una libreta ajada, me acompañaban dejándome arrancarme la piel con
cada escrito liberador para ese momento que vivía.
Hace tan solo unos días atrás hasta me cortaron el teléfono
de casa y me quedé sin Internet. Fue cuando se produjeron esas lluvias y esos
primeros vientos que helaban las neuronas. Para cumplir un reto que me había
propuesto varios meses atrás (poder escribir cada día algo (un poema, una
diatriba, un escrito, un relato,…) en mi blog). ¡Lo conseguí! Día tras día, las
fuerzas no me faltaron.
Tuve durante estos casi doce meses de pensar, de aprender,
de disfrutar, de olvidar, de construir, de dar segundad oportunidades, de
crecer como persona.
A cinco días para el nuevo año una nueva pregunta me acecha
con mas fuerza que nunca y me digo: ¿Ahora qué? ¿Cuál es el nuevo reto para
este 2014 tan incierto?
Miro mi blog, os miro a vosotros y pienso,… ¿Cuál será mi
nuevo paso adelante?
MORALEJA: 8570 VISITAS a este
blog durante 360 días. Sólo tengo pocas palabras para decir GRACIAS y mil
gracias a todos los que en algún momento hayas visitado mi blog por un motivo u
otro. Vosotros me habéis dado ese empuje que necesitaba para poder plantearme
nuevos retos con fe y confianza en mi misma. Para el 2014 mi gran proyecto, a
parte de no fallaros sobretodo con mis relatos de los martes que son los que más
han triunfado, es escribir mi primera novela. Aún no se de que tratara y por
donde la haré ir pero lo que si tengo claro es que ese proyecto durará 365 días
muy intensos de los cuales no dejaré que nada me haga rendirme. ¡Mil gracias a
todos! Empieza una nueva meta a la que llegaré y sé que parte del trayecto lo
haréis conmigo.
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