FIN DE LA HERIDA
En este deshonesto
adiós no quedó nada.
Si fuiste algo
ahora sólo
olvido serás.
Todo me supo
a malquerencia,
Una forma extraña esa
donde confundiste
posesión con deseo,
amor con obsesión,
ansias con capricho.
No me perdiste para eso hacía
falta estar y no nunca estuviste.
Para lastimar mi corazón hacía
falta que yo sintiera algo por ti.
¡Eso nunca paso!
No hubo otra,… hubo cientos.
¿Crees que me importó?
Decírtelo claro fue
mi máxima más querida.
No escucharme jamás la tuya.
Sí, estuve loca,
me dejé llevar,
tuve sueños,…
jamás fueron contigo.
¿Ves lo poco que me
importabas ahora?
Donde tú ves desdén
yo sólo expreso gratitud
por tu ignorancia constante.
Si estas aquí o allá,
si ríes o lloras,
a mí que más me da.
En este deshonesto
adiós no quedó nada más.
¿Lo entiendes ya?
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