Llegó el 22 de diciembre, día del Gordo de Navidad, de la
tan ansiada Lotería cantada a dos voces por niños y niñas de San Idelfonso.
Muchos habrán esperando meses con un décimo comprado aquí o
allí en la cartera, en el monedero, en el bolso. Una esperanza de coger un
pellizquito, de que el número que saliera ganador del premio grande fuera el
suyo.
Esos mismos, después de que las bolas cayeran, de que los
niños entonaran otro número que no era el suyo en su cantar, habrán pensado:
¡Al menos tengo salud!
Otros, una gran mayoría, a los que le quitaron la vivienda
no hace mucho, o los que tiene un familiar enfermo, o los que llevan días sin
poder dar de comer a sus hijos, ni siquiera el consuelo de no tocarle nada,
pese a que eran los que más lo necesitaban, les llega en estas fechas.
Todos, en menor o mayor medida, han ido aquí o allí a echar
la carta a los Reyes Magos. Pero esa magia, ese fulgor, no llegará para poder
custodiar un penar de tantas y tantas familias desatendidas en nuestro país.
Mientras unos hablan de una independencia que sólo molesta a unos pocos, han
dejado de pensar en las carencias de muchas personas que no tienen ni donde
dormir en estos días de tanto frío. Los que están contra esa independencia
tampoco se libran. Unos imputados, otros a la espera de juicio, otros, pese a
ser culpables, apelando a un indulto (siempre con la supremacía del yo por
bandera sin pensar en ellos, en nosotros, en todos los que la CRISIS nos está
asolando a base de bien).
Todos aquellos que creen tener el poder, a los que dejamos
que dominen los hilos de nuestras vidas, sin pillar lo que verdaderamente
importa y una vez más está claro, cristalino como el agua: ¡¡¡SÓLO IMPORTAN LAS
PERSONAS!!! Lo demás,… para nada sirve sino se aboga por la vida.
Téngalo claro: ¡¡¡NO HACÍA FALTA UN ANUNCIO DE LOTERÍA DE
NAVIDAD!!! No hacía falta gastarse ni uno, ni dos, ni tres, ni cuatro, ni cinco
millones de euros o lo que sea en algo que se vende sólo por la ilusión que
genera. Ahora bien, con ese dinero podrían haber llevado la ilusión, la
esperanza de veras a muchas casas españolas que por desgracia no tienen ni para
calefacción, ni para luz, ni para gas, ni para comer,… ¿Quién necesitaba más
ese dinero? ¿Los cantantes FAMOSOS de su anuncio o los niños con padres sin
ningún recurso? Piensen un poco, sólo un poco no vayan a cruzárseles aún más
los cables por el esfuerzo sobrehumano pedido en este escrito: los niños, los
ancianos, los enfermos, los discapacitados, las personas a las que prometen un
trabajo justo con su constitución en la mano, a los que prometen una vivienda
que les han quitado ustedes mismo, no deberían haber sufrido su despilfarro
PUBLICITARIO SIN SENTIDO.
¡Es navidad! Y ni lo parece. ¡Hagan el esfuerzo mínimo! Pero
hagan algo con cabeza por una vez.
MORALEJA: A todos los niños de San Idelfonso
y a todos los peques de la casa en general, a los agraciados con los premios, a
todos los que no han perdido la ilusión tras no haber ganado nada, a todos los
que no utilizáis la cabeza solo para llevar gorras o sombreros,… felicidades
por ser como sois. Hay un mundo nuevo gracias a todos vosotros y mientras
existe la esperanza, no la que genera sólo un décimo, seguiré luchando con mis
palabras que espero que de algo sirvan, hasta que pueda. ¡¡¡FELICES FIESTAS!!!
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