PRINCESA SIN TINTE DORADO
Que el príncipe desteñía
lo supiste desde el primer día.
Que tu belleza se marchitaría
lo ignoraste a consciencia.
¿Quién no deseará por siempre
jamás a una bella princesa?
Los cuentos nos enseñaban
algo más que un rostro,
algo más que unos encantos
que ocultaban un espíritu
oscuramente mezquino
(hasta en la ficción había que ser
puro de corazón para ser real).
¿Cuándo lo olvidaste ser tú?
¿Cuándo poseías te creías regente?
¿Cuándo el ser bella era suficiente?
¿Cuándo mama te engaño
con fantasías de riqueza y poder?
¡Pobre princesa sin alma!
Las raíces de tu falso tinte
les abrieron los ojos a todos.
Ya no hay reino para alguien
como tú en este mundo
y para el de la fantasía,
para hacer de bruja,
las vacantes ya están completas.
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