Todas las familias hacen un esfuerzo extra para vestir sus
mesas en Noche Buena, Navidad, Sant
Esteve, Noche Vieja, Año Nuevo o Reyes. Parece como una competición no
escrita entre familias. Todos, absolutamente todos, intentan que tanto su mesa,
como sus manjares, sean lo mejores esas fechas.
En el mantel empieza el primer reto. El poner uno de papel
es un delito que le quita puntos a la mesa en si. Toda la mantelería tiene que
ser de tela (el encaje es excesivo y también mengua los tantos en el marcador
navideños de mesas con estilo. ¡Demasiado recargado!). ¿Colores? Los crudos con
flores rojas y lazos verdes predominan como una tradición bien asimilada. Hay
gente que juega con colores azules y blancos pero son colores fríos que dejan a
los invitados idem de idem (se trata de ganar, de ser los mejores, y para eso
nada debe ser frío y menos,… en el césped de un campo de platos, cubiertos,
copas y delicias navideñas).
Tras el mantel empiezan a servirse platos. El jamón, mejor
o peor, no debe faltar. Hay personas que apuestan por manjares todos terrenales
y meten la pata. ¡La fusión es lo mejor para comidas especialmente
rocambolescas! No digo que apostar por manjares de pato confitado en embutido,
o lomo relleno de especies, o pollo endulzado con trufas de lo mas profundo de
los mares olvidados del sur. Esos manjares raros están buenísimos, que no es
quepa la menor duda. Pero a la hora de apostar por ser los mejores, sino se
mezcla tierra y mar,… ¡¡¡ESTÁIS PERDIDOS!!! Eliminados en la segunda ronda y
dejando no fríos a los jueces, vuestras familias, sino francamente
decepcionados. Apostar por un surtido de quesos del país, de jamón (obviamente
del país), de buen pan, de buenos embutidos y mezclarlos con gambas o
langostinos entre ellos en platos distintos distingue a los PROFESIONALES de
los AMATEURS dentro de vestir una mesa como Dios manda (el Dios que sea que
para eso no tengo problemas).
El toque final, el tanto oportunamente bien marcado en
tiempo de descuento, lo que hace que un buen cocinero triunfe es la buena
elección de turrones y complementos de las fiestas navideñas. No deben faltar
los de todo la vida y del país, obviamente (jijona, alicante o torta imperial
para los que no sean tan valientes), de chocolate con trocitos crujientes (y
una marca muy especial que nos hace soñar a todos todas las fiestas de
invierno) y yema quemada. Cualquiera que se incluya a parte de estos cuatro
ases de una baraja turronera estará bien elegido. Si falta cualquiera de estos
cuatro habría que enviar al cocinero directamente a un centro comercial a
buscarlo como penitencia de no pensar en que sin los maestros no se puede
vestir una mesa en condiciones. ¿Complementos adecuados? Pocos mazapanes o
ninguno, pocas neulas o barquillos o
ninguno, pocos mantecados o ninguno (no olvidemos que al ser comidas un tanto
copiosas, menos es más al final es lo mejor). ¿Bombones? Pocos pero ninguno
sería un grave error.
Como toque de distinción los buenos vinos que acompañen a
una cena y refrescos para todos aquellos que no sepan tener un buen paladar
vinícola (o un buen beber que también los hay torpes en ese arte). Los buenos
digestivos son indispensables (un buen orujo de hierbas, un chupito de crema de
whisky, un traguito corto de limoncello,…).
El café no debe faltar como broche de oro y si es bien
servido en taza con cucharilla pequeña (no la de postre sino la de café) es el
tanto final que hace a la ganadora o al ganador el triunfador perfecto de una
disputa familiar no escrita que sigue vigente en silencio tras siglos y siglos
de tradición no trasferida. Además, las fotos que todos cuelgan en las redes
sociales, son el mejor galardón que se les puede otorgar sobretodo cuando el resto
de los familiares y amigos agregados pulsan el clásico ME GUSTA una y otra vez.
¡¡¡GANADOR DE GANADORES!!! Y encima,… apreciado ese mérito por otros que no
estuvieron a la altura. ¿Es ese el verdadero MILAGRO NAVIDEÑO? ¿El conseguir
que toda la familia de cerca y de lejos esté de acuerdo en la mejor mesa bien
adornada y servida? Posiblemente ese sea el verdadero milagro porque lo peor de
lo peor de estas fiestas son lo reproches, las quejas, la falta de tacto, el
error de forma de los seres humanos, los gritos, los malos modos y demás.
¡Estamos en navidad! Y puedo aseguraros que estas fechas no son santo de mi
devoción pero por una vez al año deberíamos saber comportarnos a la mesa (y no
me refiero a comer con cubiertos o con los dedos sino a vivir y dejar vivir a
los demás. ¡Basta ya de comidas o cenas llenas de tertulianos sin caché mal
avenidos! Arriba el decoro y las formas sobretodo porque hoy, una año más, es
Navidad).
MORALEJA: Dos frases como punto y final en
el día de hoy:
* "El alcohol es la anestesia que nos permite soportar la
operación que es esta vida" de George Bernard Shaw (cambiar operación que es esta vida
por operación SOBREVIVIR A LA NAVIDAD).
* "Sólo bebo para que mis amigos me parezcan
interesantes" de Don Marquis (cambiar amigos por familia y… doble acierto en la frase).
¡¡¡Feliz Navidad otra vez y suerte para sobrevivir a estas
fechas!!!
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