Es extraño el tiempo en verano. El calor no llega como
antes en plan abrasador dejando los cuerpos casi sin ganas algunas de moverse,
deseando que lleguen las vacaciones para que la siesta les haga recuperar
fuerzas y aprovechando las horas altas de la madrugada, para pasear junto a la
orilla del mar dejando que las olas bañen sus pies, mojen sus piernas para
refrescarles del sofocante ardor solar.
No hace tanto, un par de años atrás, en abril o llegado
mayo, ya sufríamos un calor propio de los meses de julio y agosto.
Mañana va a empezar el mes de julio y hoy apenas he podido
ver cuatro o cinco rayos de sol decorando un cielo enmarañado de nubes espesa.
Ayer, lluvias torrenciales arrasaron en cuestión de
segundos, algunos lugares de España como las zonas del Maresme en Cataluña,
arrastrando coches o dejándolos encastados en el lodo durante horas y haciendo
sufrir a algunos ocupantes de los vehículos, que en ese momento fueron
sorprendidos dentro de los mismo.
Mientras en el norte el agua nos deja con un susto en el
corazón, el incendio de Cómpeta, en Málaga, se ha estabilizado. Son ya 200 las hectáreas
que ha arrasado el fuego en este incendio.
Parece como si todo estuviera “atentando” contra la llegada
del verano, llena de colores, de ropa fresca, de ganas de divertirse y de
pasárselo bien ya sea en la playa, en la montaña, o en una fuente cercana.
Yo no voy a entrar si todo esto es consecuencia del cambio
climático ni mucho menos. Hoy, me apetece, simplemente, pedir al cielo una
tregua, que nos brinde días de color. Y pese a que no está en mi mano, pero si
en mis palabras, alentar a todos aquellos pirómanos que están deseando
incendiar nuevos bosques, que lo dejen este año, no por mí. ¡Quién soy yo para
detener a unos enfermos! Sino por poder disfrutar de un verano tranquilo, sin más
sobresaltos de lo habitual y disfrutando todos, absolutamente todos, de lo que
es poder tener unos días de paz y de tranquilidad junto a los que nos quieren.
¿Es mucho pedir? Espero que no.
MORALEJA: Pearl S. Buck, (1892-1973) novelista
estadounidense, dijo: “Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías
mientras aguardan la gran felicidad”.
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