¡Soy mujer! Lo reconozco. Tengo mis cosas buenas y malas.
¡Eso es verdad! Pero hay comportamientos dentro de mi sexo, que soy incapaz de
entender por mucho que me lo proponga. Uno de ellos es la pedantería que a
veces poseen ciertas mujeres.
Sí, ya saben a las que me refiero: a esas preciosas chicas
tan divinas y esplendorosas, que no han tenido ni un descuido de flatulencia
nunca jamás en la vida, ni un descuidado eructo se asomado en sus bocas, ni un
pelo de más en sus exquisitas piernas (eso sí, en las axilas unos cuantos
aunque sean rubios muy monos teñidos a conjunto con la cabeza. Una cosa es ser
guarra, como no, con ese pedazo de pelambrera que lucen de forma francamente
vistosas, con camisa de tirantes más bien ceñidas. Pero… ¿Ir desconjuntadas con
el tinte de axilas, chochete y cabeza? ¡Eso no! No es de divinas esa enorme
metedura de pata y perderían la antigüedad si alguien se enterara).
Estas preciosas ninfas, hadas del universo terrenal, que
normalmente suelen vestir de rosa (no sé por qué), causan graves lesiones en
los cuellos de los machos machotes. Se las domina, en el genero masculino, las
“parte cuellos” (creo que no hará falta explicar porque).
Algunos pensarán que esta diatriba viene por parte de una
morena. ¡No se equivocan! Otros pensarán que las morenas siempre les hemos
tenido algo de recelo a las rubias (si supiéramos cual de todas ellas es
natural, aun tendría un por que pero la gran, gran, gran y absoluta mayoría,
por desgracia y déjeme que les haga señores estar revelación que quizás les
resulte hasta traumática, son morenas, pelirrojas o castañas con tinte).
Mas lo que hoy me ha creado casi un absorto mareo que he
podido controlar más o menos al oírlo es lo siguiente: “¡No es colonia tonta
(¿Cómo lo has notado?)! Es el perfume de mi piel (una le decía a la otra que
qué bien olía)”.
El cuerpo humano está recubierto de piel. La piel es una
capa de tejido resistente y flexible que cubre y protege el cuerpo del ser
humano y de los animales.
La piel protege al cuerpo de ataques mecánicos, físicos,
químicos o microbianos desde el exterior,
Protege el cuerpo de mecánicos, físicos, químicos o
microbianos ataque que provienen del exterior a través de, entre otros,
mecanismos celulares e inmunológicos y su impermeabilidad, resistencia y
flexibilidad.
La piel se utiliza para transmitir información entre el
cuerpo y el mundo exterior a través de sus múltiples terminaciones nerviosas
que reciben estímulos táctiles, térmicos y dolorosos.
La piel es el lugar donde se llevan a cambio numerosos
intercambios entre el organismo y el exterior.
Asimismo, participa en mecanismos complejos, como la regulación de la temperatura corporal (por la eliminación de calor y la evaporación del sudor secretado por las glándulas sudoríparas, así como la eliminación de sustancias nocivas) y la síntesis de vitamina D, que es esencial para el crecimiento de los huesos.
Más que por mucho que se lo proponga cualquier la piel no
bañada con geles olorosos sino sólo con agua, NO HUELE ni a vanilla, ni a
flores salvajes del campo, ni a agua de batido de fresa, ni a ninguna de las
fragancias de la amplia variedad que hay en el mercado de perfumes. Que por
otra parte la chica no quisiera confesar el secreto de su perfume hasta lo entiendo
si tratara de seducir a un hombre (un poco tonto pero bueno). Pero no decirlo
para aparentar ante otras mujeres que su piel era mejor que la del resto, es el
sumun, del sumun, del sumun de la estupidez femenina elevada a la enésima
potencia.
En fin, que lo único que me ha quedado claro, es que hay
algo que nunca lograré entender y es que la manera de “putearnos” unas a otras,
puede ser tan variopintas como de llegar a mentir a la hora de confesar un
olor. ¡Que Dios nos coja confesados!
MORALEJA: Mi gran y querido Groucho Marx, (1890-1977)
actor estadounidense, pone la guinda al final de hoy con una de sus frases
celebres: “Cualquiera
que diga que puede ver a través de las mujeres se está perdiendo un montón de
cosas”.
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