Si te gusta el teatro, se te gustan las exposiciones de
fotos, de cuadros, si te gusta la cultura y el arte, poco puede hacer las
palabras “amateur” para que vayas a verlos a donde haga falta (si es cerca de
casa o sale la amiga de una amiga, la excusa es perfecta para salir y disfrutar
de otra manera).
Hoy le tocó el turno al teatro y la obra era,… ¡¡¡LOS
MISERABLES!!! (Para quien no conozca la obra, cuenta la historia de Jean
Valjean, ex convicto que se convierte en el alcalde de una aldea en Francia.
Tras ser expuesto, Valjean acepta tomar el cuidado de Cosette, la hija
ilegítima de la agonizante Fantine, pero, como un fugitivo, debe a la vez
evitar ser capturado por el inspector de policía Javert. La historia cubre 17
años y se establece en un contexto de inestabilidad política, con la película
culminando en la Rebelión de junio de Francia.
La obra ha estado muy bien: voces en directo (grandes
voces, todo hay que decirlo), un escenario simple en tres niveles que han hecho
honor a cada parte (calle, fabrica, casa, convento,…) que ha hecho falta,
actores con grandes dotes de interpretación a los que, al final de la misma, he
visto con los ojos húmedos de la emoción, algo de risas y mucha, mucha, mucha
música. “Si todo parece pintar tan bien,
¿Por qué hablas de míseros miserables?” Bien, todo TODO no estaba bien.
Había una parte que francamente ha sido algo molesta. Hablo de que se han
excedido con el humo en toda la obra (que ha durado desde las 21h hasta las 00h
con descanso de media parte). Otro de los grandes errores era las tres primeras
filas. Estaban, prácticamente, debajo del escenario. Si mirabas a los actores
de frente, le veías, literalmente, los pies. Es más, en varias escenas que la
gente corría de arriba abajo, el movimiento de escenario, provocaba mas temor
que emoción llegan a asustar pensado que todo aquello se cayera sobre nosotros
(sobre todo a los de la primerísima fila que por desgracia es donde me ha
tocado sentarme a mí). ¿Qué estoy exagerando? ¿Qué legalmente eso no es
posible? Mirad, para sentarnos hemos tenido que bajar un par de escalones de
quince centímetros por diez por diez de profundidad que casi, pero casi sin el
casi, nos ha hecho descender para poder sentarnos (como si nos hubieran
colocado directamente, en el sótano del teatro, un sótano no muy profundo pero
denigrante pues todos pagamos lo mismo por la entrada y los mejores puesto
parecían estar “reservados”). El calor era sofocante y todos estábamos
abanicándonos como podíamos (pese a que había dos grandes máquinas de aire
acondicionado que eran encendidas y apagadas,… aún no sabemos muy bien porque).
Cuando ha llegado el final, y todo el mundo se ha levantado
para aplaudir la maravillosa representación de los representantes, nosotros no
nos hemos podido levantar pues si lo hacíamos, corríamos el riesgo de ser
cabeceados con las reverencias hechas por los propios actores agradeciendo los
aplausos (así de cerca estábamos).
¿Merece la pena ir a ver obras amateur? ¡Sí! Sin lugar a
duda. ¿Se puede estar en peligro viendo un drama? ¡Sí! Sin querer o por una
mala gestión del espacio por parte de los propietarios del teatro (a veces es
mejor evitar una fila y salvar así, un riesgo elevado de que alguien sufra
daños si algo saliera mal (que un actor tropezara y cayera, que un artículo
saliera rodando por el escenario hasta estamparse en la cara de alguien o lo
peor de todo, que el escenario cediera y todas las piernas que estaban
justamente debajo de este durante la representación, quedaran inutilizadas para
siempre dejando a los espectadores que sólo buscaban pasárselo bien, empotrados
en una silla de ruedas de por vida).
MORALEJA: Apiano, (95 d. C. – c.
165 d. C.) historiador romano, dijo: "La imprudencia suele preceder a la
calamidad".
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