VOLVÍ, PARA
SEGUIR VOLVIENDO
Si crees que caí olvídate.
Si piensas que morí,
… te equivocas.
Si me esperabas muda,
siempre tuve la lengua
afiladamente perversa
para hablar incluso sin voz.
Sólo fue un
momento de relax.
El típico impás lógico
entre odiarte
y seguir maldiciéndote.
No me llegó la ceguera
aún para volver a amarte.
No conseguiste contagiarme
con tu ambrosía verbal
y coherente que otras
veces tomé por buena.
Conjugué sin ti,
liberándome,
desatándome,
rescatándome,
por fin de todo
lo contaminado
por tu boca
(quien bien sabe jugar,
devorar, lamer, arrebatar
en brazos de otra lengua
que domina otros artes
más allá del convencimiento).
En la ignorancia me instruí
de todo lo que deseaba
no aprender contigo.
¡Nací de nuevo amor!
Nada de fechas
recordatorias tras de ti.
¡Mi nombre
es mi nueva vida!
Y nunca conociste
mi verdadero yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario