¿Habéis visto alguna vez la película de Amenábar ABRE
LOS OJOS ? Es la historia de César, un atractivo joven que ha heredado
de sus padres una gran fortuna, vive en una espléndida casa en la que organiza
lujosas fiestas. Cuando una noche conoce a Sofía y se enamora de ella, Nuria,
su antigua amante, se muere de celos. Al día siguiente, yendo en coche con
César, intenta suicidarse. Cuando César se despierta en el hospital, descubre
que su rostro ha quedado horriblemente desfigurado. Lo cubre con una máscara a
la que todos dice que es terapéutica. Se avergüenza de su rostro. Desea
recuperar su vida, su anterior vida en la que no era un monstruo (según sus
palabras). Pero una vez das un paso adelante, no hay vuelta atrás.
Mas la realidad siempre supera a la ficción y pese a que
César, en esta película, se ve desechado por los médicos que no encuentran
forma de reconstruir su cara, en la vida real, hace dos años, unos médicos con
sólo el 50% de posibilidades de éxito, operaron, reconstruyendo totalmente, la
cara de un hombre que tenía el rostro completamente desfigurado.
El se llama Richard Lee Norris y en 1997 un disparo
accidental en el rostro destruyendo completamente su cara. Pasó años con el
rostro desfigurado. Como nuestro protagonista de la película, Richard se sentía
un extraño en su propio cuerpo: no se reconocía ante el espejo y sufría
demasiado. Su familia, dolida por su angustia, decidió cubrir todos los espejos
que había en la casa. Hasta que decidió someterse a una valerosa cirugía
estética que le devolvería, en parte, su identidad física: un trasplante de
cara (la intervención duró 36 horas en la que se le repusieron los músculos de
la cara, la lengua, la mandíbula y los dientes y algunos de los nervios
faciales).
En la actualidad Richard Lee Norris con su libro explicando
su historia y su reciente aparición en la portada de revista de moda GQ, ha empezado a salir
y dejar verse tras unos años muy duros de reclusión.
Sin embargo, la vida de Norris no es fácil a pesar de los
cambios radicales que experimentó su rostro a partir de la
"milagrosa" operación a la que fue sometido por el doctor Rodríguez.
El riesgo de que su cuerpo rechace la nueva cara está latente cada día. "Todos
los días me despierto con ese miedo: ¿es éste el día? El día que me vuelva a un
estado de rechazo que vaya a ser tan malo que los doctores no puedan
cambiarlo". Richard deberá consumir por el resto de su vida
píldoras inmunosupresoras para tratar de evitar que eso suceda.
Su historia es real y ahora, con ayuda psicológica,
enfronta esta nueva etapa de su vida.
Hay momentos en que este tipo de historias de superación,
hacen albergar en nuestro interior, sentimientos encontrados. La angustia, el
dolor, el sufrimiento, la superación, el coraje, el valor, la fuerza,… se unen
en un cóctel de humanidad que hace que la vida nos muestra la cara y la cruz de
una vida en un estado tan puro y vital, que somos capaces de llegar a sentir
hasta lo que el protagonista de la misma, sufrió en propia piel.
La vida es corta y es mejor vivirla con una sonrisa.
MORALEJA: Hay una refrán que dice así: “A las penas,
puñaladas”. Que
es como decir,… no voy a dejar que nada ni nadie me amargue mi vida.
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