¿POR
QUÉ ME HABLÁIS SEÑOR
COMO
SI FUERA UNA LOCA?
No me resigno a ser
una más.
Si alguna vez existió
entre vos y mí esa
mirada
que yo imagino cada
día en mi celda,
si alguna vez murió
entre
mis ganas un beso de
vuestra boca.
¿Por qué me habláis
señor
como si fuera una
loca?
No me resigno a ser
la otra.
No busco ser la
primera,
ni la última, ni la
tercera.
Quiero que mi yo sea
vuestro por entero
cada noche,
en cada delirio, en
cada grito
que vuestra alma
expulse de rabia, de
deseo.
¿Por qué me habláis
señor
como si fuera una
loca?
No me resigno a ser
tu amante.
Antes de ella estuve
yo
y después también.
Estuve entre ella,
su recuerdo y el suyo.
Estuve cuando creíais
que no estaba,
cuando no me pensabais,
cuando creíais
haberme despistado
e incluso, una vez más.
¿Por qué me habláis
señor
como si fuera una
loca?
No me resigno a ser
tu esposa.
No hay anillo que
encaje en este dedo,
ni inscripción
amorosamente bella
que me retenga a
vuestro lado.
No hay jergón
callado.
No hay sabanas
blancas
para mi en vuestro
lecho
(ni siquiera existe
vuestra cama para mí).
No hay ropajes
inmaculados,
ni castidad guardada,
ni rubor virginal en
mis sombras.
¡Bien conocéis cada
pliegue
de mi cuerpo por
entero!
¿Por qué me habláis
señor
como si fuera una
loca?
No me resigno a ser
nada.
Bajo este mes de
marzo
que se me escapa por
la espalda,
imprimiste con tus
huellas
lo que fui, lo que
soy,
lo que siempre seré
para ti.
Mi piel son
pergaminos
grabados por vuestros
dedos,
las tablas sagradas
de un amor cobarde.
¿Tiene la nada por
segundo nombre el
vuestro?
¿Tiene la nada el
apellido
que me regalasteis?
¡No lo creo!
¿Por qué me habláis
señor
como si fuera una
loca?
Decirme adiós si lo
deseáis.
No permaneceré
encerrada mucho
tiempo.
Alguien conocerá mi
amor
y vuestra
injustificada renuncia de él.
Alguien llamará un
día,
me quitará esta
extraña camisa prieta
que me ajustó vuestro
pánico manifiesto.
Alguien vendrá a
salvarme
de esta prisión para
locos.
Pero decirme señor,
decirme sólo una
cosa,…
¿Quién os salvará a
vos de vuestra
paradójica demencia
oportuna?
Tener por seguro una
cosa:
esa,… ¡Nunca seré yo!
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