AMOR CADUCO
Pocos son los laureles
que adornan tu hermosa cabellera.
Juraste, si eso fue juramento,
un amor que no cumpliste
y ahora malvendes en coches ajenos,
con amantes de medio pelo,
que sólo están contigo
por reafirmar su hombría.
¡Pobre necia antigua!
Sueñas con ruptura
mientras desgarras con deseo
su impermeable pecho.
Anhelas separación
cuando tus labios martirizan
su cuello dejando la huella
inconfundible de engaño.
Fantaseas con la exclusividad
de un hombre que no tienes en exclusiva.
¡Pobre títere aniñado!
A tus años volviste
a dibujar cuentos de hadas
en tus cuadernos laborales.
Tus labios creyeron de nuevo
en la inocencia de una boca
con mucho aprendido.
Tus caricias fueron
una cifra más en un
cuerpo de macho experimentado.
¡Fuiste sólo Princesa de
lo Falso!
Fuiste sólo eso:
un desfogue de los años,
una ilusión hambrienta
de un moribundo vivo,
la alegría de uno que sabe
muy bien donde buscar,
donde susurrar,
donde tocar,
donde adulterar,…
sin salir ni herido en el juego.
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