Hace
tiempo que he comprobado que los hombres y las mujeres somos diferentes en
muchas cosas: nuestros gustos, nuestra forma de enfrentarnos a la vida, de
pensar en el presente, nuestra forma de querer, nuestra forma de recordar,… Ya
tengo que adelantaros que esta no será un escrito burdo, propio de una mujer
resentida sino una sabia reflexión que me ha dado mucho que pensar en estos
días que por religión o por creencia, la carne, el deseo y todo relacionado con
el desenfreno carnavalesco anteriores a estas fechas, dio de paso a una Semana
Santa especial para mi.
Es
por todo sabidos que por ejemplo, las mujeres siempre pasan mas frío que los
hombres. Se ha dicho de todo: desde que tienen un grado más de temperatura que
nosotras, desde que la grasa la tienen mejor distribuida ellas, de que si esto,
de que si lo otro,… ¡¡¡YO NO PONGO EN DUDA NINGUNA EXPLICACIÓN!!! No soy una
mujer erudita en muchos aspectos y simplemente doy mi versión que puede ser tan
valida como una o como otra.
Yo
creo que los hombres ardientes no existen realmente y que sólo existen los
hombres calientes que cuando llega un momento de ardor, necesitan apagar sus
fuegos internos y da igual que sea una trinchera cualquiera o la mano que
tengan más a mano (ya sea femenina, masculina o la suya propia).
Para
mi un hombre ardiente es aquel que necesita la necesidad imperiosa de saciar
sus ganas a diario. ¿Qué diferencia hay entre un hombre ardiente y un adicto al
sexo? Pues no lo sé, pero lo que si que tengo claro que un hombre que dice que
es ardiente, que tiene sed de hembra, no puede quedar contigo un día y pasar
cinco meses poniendo excusas como para que ese encuentro no se repita. Yo aquí
jamás me he planteado que el problema sea yo o quizás debería pensarlo muy
seriamente. ¿Soy tan buena en la cama que les dejo sin ganas de sexo para cinco
meses? ¡Podría ser! Ya sabéis como somos
las mujeres que siempre nos quitamos méritos y normalmente… somos
mejores de que lo que nos creemos.
Por
otro lado podría ser, digo podría ser pero sin tenerlas todas conmigo, que el
chico, hombre o personajillo no tuviera tanto apetito como el creería tener y
claro, al hartarse y quedarse inmensamente lleno, pues como que el empacho le
ha durado más de la cuenta. Vamos, resumiendo, que después de ese contacto
carnal no ha conseguido LEVANTAR CABEZA (sobretodo la de abajo, claro está).
En
fin, siempre me imaginé teniendo un folla-amigo pero visto como está el
panorama (escaso de candidatos y sin ese ímpetu del que mucho presumen pero que
carecen en demasía), seguro que al pobre me lo cargo en el primer fin de semana
que le pida un completo de tres días (ya me imagino llamando a la ambulancia y
a la policía y explicándoles: “Miren señor agentes, yo sólo tenía un picor y el
vino a rascármelo pero como duró varios días, el hombre no esta tan
acostumbrado a rascar y del esfuerzo,… pues mire como se ha quedado. ¡¡¡TODO
TIESECICO!!! Eso si,… sufrir no ha sufrido porque mire que cara de alivio que
se le ha quedado al pobre”. Los agentes me mirarían, entre asustados y
morbosamente atraídos por tener una folla-amiga como yo pero claro,… ¿Quién
está dispuesto a morir de placer supremo entre orgasmos incansables?
Resumiendo,
que por unas cosas o por otras, nosotras seremos el sexo débil pero el aguante
que muchas de nosotras tenemos, no lo aguanta ningún hombre por muy ardoroso
que este se considere.
MORALEJA:
Un CHISTECITO que viene al pelo en el día de hoy. Dice así:
“Un amigo le dice a otro:
- No sé que puedo hacer para librarme de mi mujer. Me hace la vida imposible, no me deja vivir...
- Yo tengo la solución - Contesta el otro. - Hazle el amor todas las veces que te sea posible, y ya veras cómo en diez días tu mujer pasa a mejor vida.
El primer día cinco veces, el segundo seis, y así, hasta que el séptimo día llega a su casa arrastrándose por las escaleras, pálido, ojeroso, sin fuerzas para nada, y se encuentra a su mujer, pletórica, cantando y con una energía que se le desbordaba. Y piensa:
-¡Canta, bruja canta, si supieras que solo te quedan tres días!”
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