* Yago Lamela, en 2011: «Estuve chungo, pero me
he recuperado y voy a luchar» (Después de un ingreso por problemas
psiquiátricos, el deportista reconoció por primera vez que padeció una fuerte
depresión). Enlace web: http://www.abc.es/deportes/20140508/abci-muere-yago-lamela-atleta-201405081951.html
Yo nací dos días después que él. ¡Tenía mi edad! Pero él
era un gran deportista profesional. Consiguió ser el mejor en lo suyo, el salto
de longitud. Y, hasta su drástica y precipitada muerte, seguía siendo el mejor
atleta de salto de longitud en su país.
Han hablado de suicidio, pues pasó una depresión que lo
tuvo recluido por problemas psiquiátricos. ¡No se suicidó! En la vida, siempre
hay un momento en el que todo, duros, fuertes, valientes, atletas,
trabajadores, deportistas,… caemos sin más. ¡Somos personas! No Dioses.
Algunos consiguen alcanzar el cielo con la punta de los
dedos. Son pocos y privilegiados. Pero no por eso no tienen el derecho humano y
vital, de perder la fuerza en momentos bajos.
¿Cuántas veces en las entrevistas de trabajo se nos
pregunta ‘¿Puede trabajar bajo presión’?
Toda la vida de un profesional, del ramo que sea, acarrea una presión laboral
dura. Si ya hablamos a nivel de competición, esa presión se incrementa en un
doscientos por ciento y pocas personas son capaces de apreciar ese increíble
esfuerzo de tratar de ser el mejor, de llevar los colores de tu bandera por
todo el mundo y demostrando que como tú no hay otro. ¡Yago lo hizo! ¡Yago lo
consiguió! ¡Yago no se rindió!
Tenía mi edad pero no tuvo mi vida. Su primer contacto con
el atletismo fue a los siete años, cuando corrió una carrera de campo a través
en su ciudad natal. Después de esta carrera entró en la Asociación Atlética
Avilesina, donde descubrieron unas habilidades innatas para el salto. Con ocho
años saltó ya más de cuatro metros, con trece saltó seis metros, con quince
sobrepasó los siete metros y con dieciocho sobrepasó dos veces los ocho metros.
Su primer entrenador en sus primeros años en la Avilesina fue Carlos Alonso.
Más tarde estudiaría informática en la Universidad de Iowa, donde entrenó a las
órdenes de Juan José Azpeitia, quien sería también el último entrenador de su
carrera deportiva.
Se destapó como competidor de la élite mundial en los Mundiales
de Maebashi en 1999, donde saltó 8,56 y forzó a Iván Pedroso a saltar 8,62 para
llevarse el oro. Su plata significó el récord europeo en pista cubierta, que
permanecería imbatido casi diez años. Se mantuvo en la élite de la alta
competición hasta 2004, saltando habitualmente más allá de los ocho metros, y
protagonizando varios duelos con Pedroso, aunque las lesiones lastraron su
participación en los Juegos Olímpicos. Su palmarés es sin duda uno de los
mejores del atletismo español.
A comienzos de 2004 empezó a sentir dolores en el tendón de
Aquiles, que irían degenerando hasta tener que competir anestesiado en Atenas
2004, donde pese a todo consiguió llegar a la final olímpica. Poco después se
operó en Finlandia a manos de Sakari Orava, pensando en recuperarse en unos
meses. Sin embargo, la recuperación tardó más de lo esperado, a lo que hubo que
sumar un accidente de tráfico. Por último, en 2006 se rompió los dos tendones,
dos semanas antes de la planeada reaparición en competición.
En abril de 2007 se operó otra vez en Finlandia de una
tendinosis, con la esperanza de volver a la competición e incluso disputar los
JJOO de Londres. A pesar de las buenas sensaciones en un principio, sin sentir
dolor por primera vez en mucho tiempo, tras la rotura de un gemelo en un
entrenamiento abandonó la competición definitivamente.
Poseyó el récord europeo de salto de longitud en pista
cubierta, con un salto de 8,56 metros, hasta el 9 de marzo de 2009, cuando
el alemán Sebastian Bayer, durante los campeonatos de Europa celebrados en
Turín, se lo arrebató con una marca de 8,71 metros.
Yago Lamela anunció oficialmente su retirada el 11 de marzo
de 2009, diez años después de su aparición en la élite del atletismo (enlace
web: http://es.wikipedia.org/wiki/Yago_Lamela).
En 2011 después de un ingreso por problemas psiquiátricos,
el deportista reconoció por primera vez que padeció una fuerte depresión Yago
Lamela dijo: «Estuve chungo, pero me he recuperado y voy a luchar». ¡Él iba a
luchar! No lo consiguió pero no por suicidarse. La vida, a veces, da golpes que
ni los Dioses terrenales son capaces de superarlos.
¡Bravo por Yago Lamela! ¡Fue el mejor! “Vive” por fin en
paz.
MORALEJA: Alguien dijo una vez: “Presión es lo que
convierte al carbón en diamante”. Él fue uno de los diamantes más brillante de este país gracias
a su extraordinaria luz propia, digna sólo de verdaderos héroes. Descansa en
paz compañero del setenta y siete.
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