Últimamente la frase: ‘¡Es
que los trabajadores lo queréis todos!’ La he escuchado demasiadas veces
pese a soportar recortes en sueldos más que considerables para mantener un
trabajo que no permite más que medio sobrevivir pues nada de lo que está
cobrando en la actualidad en puesto, fijo o no, “normal” puede hacer frente a
todos los impuestos que nos está haciendo soportar el gobierno sobre nuestras
espalda día tras día. Pese a todo esto, los empresarios y directivos siguen
pensado que pedimos mucho al solicitar un día por una operación de un familiar,
por tener que utilizar cuatro días para enterrar a un ser querido a más de mil
kilómetros de distancia, por pedir la baja maternal o paternal,… No están
acostumbrados a las personas que tienen una vida fuera de su puesto de trabajo.
Si pudieran tenernos encadenados a máquinas o a mesas de ordenador, lo harían
sin ningún miramiento. Si pudieran prohibirnos comer, reír, disfrutar de
nuestro empleo mal remunerado, también lo harían. Y como siempre, la culpa, no
toda ella, no es de los jefes, de los administradores, de los gerentes, de los
directivos. Mucha culpa recae en esos subalternos de turno que de tanto lamer
el culo a sus respectivos jefes, tiene la lengua de un marrón mierda que tira
para atrás tanto por la mala presencia como por un nefasto olor a desperdicios
vivos (ellos, más que sus glándulas salivales).
Más hay otra verdad paralela para los que están en otro
lado de la baraja, para todos que esperan su nueva oportunidad laboral y que
tienen que encontrarse con personajes del estilo de coristas con aires de
grandeza que con verdaderos profesionales. ¿Cómo es esto? Ahora mismo,
cualquiera con un padre adinerado, con buenas recomendaciones o con una flor en
el culo propiamente dicha, obtienen el titulo de “Jefe” como el que obtiene un
cromo en un pastelito de moda: ¡Gratis! Pero claro, eso no significa que este
dotado para el cargo sino que era la elección menos mala para ocupar un puesto
que le sobrepasa de todas todas. Eso sí, llevado a la práctica, a la hora de
buscar personas con esa profesionalidad que les caracterizaba en el pasado, les
hacen sufrir unas entrevistas nada adecuadas a parte de una espera
indeciblemente impresentable de más de media hora, tres cuartos u hora completa
sólo por el simple hecho de dejar claro, desde el primer contacto, “quien
manda”. ¡Patético! Más tan cierto que es una realidad más que palpable y
latente.
Luego es obvio escucharles decir: '¡Madre mía! ¿Es que no
hay profesionales como Dios manda?' ¡¡¡CLARO QUE LOS HAY!!! Faltaría plus. Pero
para encontrar oro hace falta trillar mucha arena de un río y sobretodo,
tratarla como todo granito de esta misma se merece: con respeto, con
puntualidad, con buenas maneras y con una actitud de líder no de Kasier del
decimocuarto Reich.
En definitiva y para todos aquellos que desean encontrar
tesoros ocultos en “los lechos de los ríos” sólo una máxima a seguir: El
liderazgo es el conjunto de habilidades gerenciales o directivas que un
individuo tiene para influir en la forma de ser de las personas o en un grupo
de personas determinado, haciendo que este equipo trabaje con entusiasmo, en el
logro de metas y objetivos. Y para nada, con temor, presión y de forma
dictatorial pues eso no es ser líder eso es ser, un dictador.
MORALEJA: No recuerdo quien lo dijo pero si
que fue una frase que me impacto mucho y que siempre tengo presente cuando
conozco a gentucilla y no dirigentes con agallas, empuje o fuerza: “Muchas personas
tienen poder, pero pocos tienen poder para llegar a las personas; esos son los
verdaderos líderes”.
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