ARDE MI CUERPO
Mi cuerpo arde,
con un hambre
que no parece
ser de este mundo.
¿Por qué no estás
aquí conmigo?
Mi manos son
un sustituto
mísero de las tuyas,
que me deleitan
obligándome, aún más,
a echarte de menos.
Tengo ganas de ti,
mas tú no estás.
Me tiendo en nuestra cama,
dejo acariciar mi cuerpo
por las telas que aún
conservan tu aroma.
Escucho el apetito
que vuelve a mí
cual tsunami vengador.
Deseo saciarme,
derramarme hasta
el mismo borde,
devorarme las formas,
saturarme por entero
hasta no ansiar más,…
hasta quedar plenamente llena.
Vuelve la humedad hacia mí,
arrollándome desde dentro.
Juega conmigo, se oculta,
me reta, me mima
para dejarme a medias.
¡Siempre la mitad!
Tú no estás y lo sabe.
Se ha propuesto remplazarte,
ser tu sombra,
volverse cuerpo,
ganarte en tu propio terreno.
Puedes dominarme,
arrástrame mar adentro,
revolverme en tu fondo,
someterme hasta lo más hondo.
Puedes ahogarme en tus anhelos,
hacerme tu esclava de tus olas,
vestirme con tus espumas,
embelesarme con tus brumas.
Puede hacer lo que desees
conmigo cuando no haya sol,
cuando la lluvia caiga,
cuando la nieve vuelva,
cuando se marchiten las rosas.
Puedes tenerme toda.
Mas mi cuerpo arderá
con un hambre que no parece
ser de este mundo, por él hoy
y siempre una vez más.
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