Perdonadme por decir estos todas aquellas que no encajáis
con el modelo siguiente pero,… ¡¡¡CADA VEZ ENTIENDO MÁS A LOS HOMBRES!!! Ellos
pueden ser cabrones, simples, monótonos, egoístas,… Pero raras veces son
tóxicos. ¡Las mujeres sí! Las mujeres somos los seres más TÓXICOS de este
planeta Tierra. Celosa, infantiles, egoístas, paranoicas, asfixiantes,… ¡¡¡MUY
CARGANTES!!!
¿Qué es una persona TÓXICA? Aquellas que no aportan nada
positivo a una relación ya sea en el trabajo, en la familia, en el amor, en el
deseo,… en la amistad.
Estas personas impiden que puedas formar a tu alrededor,
otro vinculo nuevo, cordial y alegre, que las excluya por completo. ¡No lo
soportan!
Se enroscan a tu cuerpo como anacondas silenciosas,
invisibles de forma tan sutil que no sientes su presión sobre tu ser hasta que
el aire te empieza a faltar y no puedes casi ni respirar. Nunca piensa, por esa
sutileza tan perfectamente encubierta, que esa falta de oxigeno es por su culpa
(no al principio).
Luego, poco a poco, empiezas a tomar consciencia de todo
pero muy lentamente, como si no lo creyeras, como si fuera todo un sueño.
Piensas: “Cuando voy con ella ya no me
siento tan bien como antes”. O… “Si
no la veo durante todo un día, suelo respirar mucho mejor”. Pero esa
ensoñación pasa así, sutilmente como reflejos tan gráciles en un mar tan llano
y claro que poco deja ver más allá. Unas aguas tan calmadas y silenciosas que
no te permiten vislumbrar si hay algo más adentro que pueda hacer encallar con
tu barco (aunque el timón, sin quererlo, ya no lo domines tú. Eso es lo que
hacen principalmente las personas tóxicas. Apoderase por completo del rumbo de
tus vida te guste o no).
Los celos aparecen sin que te des apenas cuentas. ¿Cómo
puede sentir celos de un amigo? ¿De la mujer de la limpieza que me saluda por
las mañanas? ¿Por el chico de la gasolinera que me sonrió a mí y no a ella? Son
preguntas que ya toman más forma en tu mente. Pero siguen teniendo poco peso
para hacerte abrir los ojos de veras.
Después cosas que recuerdas que te pasaban hace como tropecientos años, cuando ibas aún a
párvulos cuando alguna de tus compañeras de clase, se enfadaba si otra la
dejaba tirada con el juego de té y se venía contigo a jugar con las muñecas. Al
principio, casi sin querer, te resulta hasta gracioso. ¡Te ríes! ¡Bromeas! Es
todo tan infantil que tiene cierta gracia. Hasta que ves que a ella no le hace
ni pizca de gracia y tienes que dar un paso atrás sin saber muy bien porque.
La última fase es la peor pues el egoísmo, el quererte
exclusivamente para ella, las paranoias de que la estas dejando de lado y el
verla constantemente aferrada a tu vida llegan de golpe. Tú te preguntas el
porque sin darte cuenta aún de nada. Hasta que un día te hace decidir y no
entiendes muy bien porque. ¿Por qué tengo que tener una amiga? ¿Por qué tengo
que dar explicaciones de donde voy y de donde vengo a una extraña hasta hace
bien poco? ¿Por qué no soporta que esté con este o con aquel? ¿Por qué me hace
esto a mí? El síndrome de Estocolmo en el que has vivido se desvanece como si
el hechizo lanzado por fin se hubiera roto del todo. Ahora lo ves todo más
claro y todo lo que a ti te parecían fases, se estaba produciendo a la vez, a
tu alrededor, sin dejar aire para ti entre tú y esa persona.
Llega una pelea fuerte (siempre hay una) en la que la venda
se cae al suelo del todo ya y por fin, por fin, por fin eres plenamente de la
tortura que estabas viviendo sin saberlo.
Después llegan las lágrimas (tu tienes corazón y lo sabes)
por perder a alguien que tu creías vital en tu vida. Luego el dolor por su
ausencia. Luego… todo.
Salir para ti no será tan fácil pese a todo ese influjo
maligno que te prohibía vivir tu vida libremente.
El tiempo pasa y las personas maduran, pero no cambian. Con
la madurez la toxicidad puede desaparecer pero no siempre. ¡No es una ciencia
cierta! Mas vuelves a dar otra oportunidad, por lo viejos tiempos, y vuelves a
meter la pata (esta vez lo descubres antes pero duele mas aún).
Reconocer una “relación” tóxica, una persona tóxica, ya sea
HOMBRE o MUJER, es complicado. Pero pensar por un instante cuando sois más
felices durante un solo día. Luego extrapolarlo a una semana. Luego a un mes.
Si las coincidencias eliminan de la ecuación siempre a la misma persona,
posiblemente y probablemente, estéis viviendo con algo tóxico aferrado a
vuestro cuerpo que no os deja aire ni siquiera para respirar.
¡Todos merecemos llevar el timón de nuestras vidas! ¡Todos
tenemos derecho a eligir con quien queremos pasar un rato de diversión! ¡Todos
debemos tener nuestros momentos a solas! ¡Todos necesitamos libertad! Sino la
tienes, amigo mío, escapa lo antes posible de sucumbir del todo a una
INTOXICACIÓN letal imposible de sobrevivir.
MORALEJA: Robert Louis Stevenson, escritor
británico (1850-1894), dijo: “Tanta prisa tenemos por hacer, escribir y dejar oír
nuestra voz en el silencio de la eternidad, que olvidamos lo único realmente
importante: vivir”.
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