Un muelle sin desembarco es un lugar para un desfile. Las
cámaras se agolpan para sacar la foto adecuada. Los “modelos” toman posiciones.
La pasarela esta especialmente confeccionada de trescientos féretros. Los
políticos empiezan a desfilar pisoteando, no solo la madera sin muertos, sino
el recuerdo, las almas, humillando si es posible más la memoria de los que
lucharon por alcanzar la orilla soñada y perecieron en el mar.
¡Estos muertos no merecen un cementerio! Pese a que ya hayan
sido enterrados muchos de ellos, niños y mujeres embarazadas intentando
alcanzar un ilusión.
Primero fueron abandonados a su suerte. Después, sin vida,
alienados en un hangar de un aeropuerto olvidados durante dos semanas. Dos
barcos de guerra los trasladaron a Sicilia más tarde. Por último, lejos del
lugar de su muerte, de sus lugares de origen, enterrados y celebrados sus
funerales como si de un espectáculo se tratara en vez de un funeral como Dios
manda en campo santo.
¡¡¡MUCHOS SERES HUMANOS NO TIENEN CORAZÓN!!! Muertos en
vida que posan para la foto del momento con cara de pena, pero sin sentir jamás
la tristeza. Muñecos de piedra a los que, según el traje que lleven, la cara se
le amolda a cualquier situación requerida sin sentir absolutamente nada de
nada.
Cuando uno tiene “vida” puede permitirse el lujo de llegar
tarde una semana. A veces llegar tarde sólo trasmite indiferencia y falta de
respeto (a parte de mala educación).
¿Funerales de estado? Promesa olvidada. ¿Un entierro
unitario de los que fallecieron con un monumento para no olvidar jamás lo
sucedido? Olvidado también. ¿Entierro? Dispersado, después de cargar los
cuerpos de dos en dos con una grúa como si fueran cajas, sólo cajas, no el
recuerdo de personas que murieron, a las que no se honrará, a las que se le
está faltando el respeto incluso después de muertas (ellas ya no sientes pero
sus familiares si. El engaño forma parte de la política. A ellos sólo les
interesas quedar bien en la foto. Cara al centro, cara a la derecha, cara a la
izquierda y sobretodo, con pena en el rostro. ¡Así es un desfile de
políticos!).
¿Y las llamadas de auxilio que se llevan dando desde hace
más de veinte años? ¡No escuchadas! ¡No interesa! Ese desfile no entra dentro
de la agenda del día de un político (“No nos importan los avisos, sólo los
muertos frescos”).
¡LAMENTABLE! Todo se ha hecho sin respeto, mal, a desgana
(Lampedusa queda exenta de estos daños nombrados). Por suerte los muertos ya no
sufren.
MORALEJA: La madre Teresa de Calcuta dijo: "La mayor
enfermedad hoy día no es la lepra ni la tuberculosis, sino más bien el sentirse
no querido, no cuidado y abandonado por todos".
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