domingo, 13 de octubre de 2013

SILENCIADA (poema)


 
SILENCIADA

 

Me pides que me calle,

que no hable,

que no te diga nada.

Me exiges que silencie

mis pensamientos,

que oculte mi rostro,

que rece a un Dios

en el que no creo,

que te ame y

me someta por ese amor.

¡Duele ser tu esposa!

 

Vivir encerrada en tu propia

casa no es vida amor.

Ser prisionera de la ropa obligada,

costumbrista de costumbres

que no son mías,

que tú ni siguieras compartes.

Mirada mal duele más

que no ser mirada.

Hay una hija que

nos une a ambos.

¿Quieres hacerla vivir este

infierno también a ella?

¡Duele ser tu esposa!

 

No ser nada o menos que eso.

Abrirse en un lugar oscuro

sólo por el afán de fecundar

un hijo barón

que siga con tu

nombre una tradición

autoimpuesta,

ser tu esclava,

ser tu sierva,

ser cautiva,…

ser tu puta.

¡Duele ser tu esposa!

 

¡No me casé para esto!

Te amaba, te amo,

siempre te amaré.

Firmaste mi sentencia

con estas ropajes,

con esta fe nacida de la nada

en el momento preciso,

conveniente para los tuyos.

El amor no esto amor.

¡Duele ser tu esposa!

¡Ya no quiero serlo más!

¡Ya no puedo serlo más!

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario