* Protección
radiológica de los trabajadores (Diplomas, licencias y acreditaciones de
personal): La formación de las personas encargadas de dirigir y operar las
instalaciones se considera un elemento fundamental para conseguir que el
funcionamiento de las instalaciones nucleares y radiactivas se realice en
condiciones de seguridad adecuadas, que garantice la protección de los
trabajadores de las propias instalaciones y de los miembros del público.
Para asegurar que se obtiene un grado de
formación aceptable la legislación española requiere que las personas cuya
actividad puede afectar a la seguridad o la protección radiológica de las
instalaciones obtengan una licencia concedida por el Consejo de Seguridad
Nuclear.
Para la obtención de los distintos tipos de
licencias que otorga el CSN se requiere que los solicitantes obtengan
conocimientos suficientes en materia de seguridad y protección radiológica en
general. Asimismo, se requiere un grado de conocimiento adecuado sobre
funcionamiento, normas y procedimientos de actuación, riesgos existentes y
medidas de protección de las instalaciones específicas en que van a realizar su
actividad.
Los solicitantes de licencias de personal
deben demostrar que no poseen ningún impedimento desde el punto de vista médico
para el trabajo en presencia de radiaciones ionizantes. Para ello, deben
presentar un certificado de aptitud para el desempeño del trabajo con riesgo de
exposición a radiaciones ionizantes, expedido por un Servicio de Prevención de
Riesgos Laborales (Art. 39 del RD 783/2001 de 6 de julio, por el que se aprueba
el Reglamento sobre protección sanitaria contra radiaciones ionizantes) o un
Servicio Médico Especializado (Disposición transitoria tercera del RD 783/2001
de 6 de julio, por el que se aprueba el Reglamento sobre protección sanitaria
contra radiaciones ionizantes).
Las personas que van a dirigir el
funcionamiento de instalaciones nucleares o radiactivas deben estar en posesión
de una licencia de supervisor. Para quienes vayan a operar directamente estas
instalaciones la licencia será de operador.
En el caso de las instalaciones radiactivas,
las licencias de operador y supervisor se conceden por un periodo de cinco
años, transcurrido el cual debe procederse a su renovación. Las licencias se
conceden a cada individuo con carácter personal e intransferible y con validez
para un campo de aplicación (radioterapia, medicina nuclear, radiografía
industrial, etc.). Posteriormente, cada licencia se registra en una instalación
concreta en la que la persona que la obtuvo ejerce su actividad. El CSN tiene
un registro de licencias de personal en el que figura la información sobre
todas las personas que tienen licencia en nuestro país y las instalaciones en
que trabaja cada uno. (Enlace web: http://www.csn.es/index.php?option=com_content&view=article&id=4181&Itemid=238&lang=es).
* CÁNCER: El cáncer es una enfermedad provocada por un grupo de
células que se multiplican sin control y de manera autónoma, invadiendo
localmente y a distancia otros tejidos. En general tiende a llevar a la muerte
a la persona afectada, si no se somete a un tratamiento adecuado. Se conocen
más de 200 tipos diferentes de cáncer, los más frecuentes son los de piel,
pulmón, mama y colonrrectal (http://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%A1ncer).
* RADIOTERAPIA: La radioterapia es
una forma de tratamiento basado en el empleo de radiaciones ionizantes (rayos X
o radiactividad, la que incluye los rayos gamma y las partículas alfa). (Enlace
web: http://es.wikipedia.org/wiki/Radioterapia).
Encontrar por el mundo buenas o malas personas es toda una
lotería. Hay veces, que no sabes por que, aparece alguien en tu vida que, sin
saber como ni porque no, te ayuda a veces sin ni saber tu nombre, como si te
conociera de toda la vida.
Otras muchas no y de estas mismas, aunque no lo merezcan,
son de las que voy a hablar en este escrito de hoy.
Cuando oyes la palabra CÁNCER un escalofrío recorre tu
cuerpo de la cabeza a los pies. Da igual si es benigno o maligno o si hay
tratamiento. Tu primera reacción siempre es la misma: ‘¡Voy a morir!’ Sientes que tu vida pasa por delante de tus
ojos en ese mismo instante como si ya estuvieras con un pie en el otro barrio.
No escuchas, no quieres escuchar. Te gustaría acabar con tu sufrimiento, con la
amargura que harás a los tuyos por tu enfermedad y lo primero que se apodera
sin querer de ti es… ‘¡¡¡DESEO MORIRME YA!!! Así,… no sufrirán’.
Da igual tu dolencia o tu predisposición para curarte o no. ¡Los tuyos te
quieren! No quieren, de hecho no están preparados para que te vayas.
La depresión poco a poco se apodera de ti. Primero la
operación tras la biopsia inicial. Salir de hospital para saber que grado y
hasta donde. Pensar que te miente los que te rodean (no me dicen la verdad,
recelos a aceptar que lo hacen por tu bien todo). Luego los resultados, el
tratamiento (largo o corto) y padecimiento tras los días que hay que esperar
para saber si funciona de verdad.
El camino de la recuperación es largo y quien diga lo
contrario miente. El tiempo en un hospital, sea por una urgencia, sea por un
ingreso, sea por un tratamiento, se hace eternamente más largo que fuera de
este (si, teoría de la relatividad y todo lo que queráis pero esta comprobado:
el tiempo parece hacerse insoportablemente eterno).
Tu amigos te apoyan y te alientan a que sigas adelante (un
bache, una roca en el camino, la tiene cualquiera). Tus familiares están ahí,
siempre han estado, para las duras y para las maduras y ahora no te van a
abandonar. Te animas durante un instante y decides empezar con el tratamiento por
ellos.
Empiezas la radioterapia (treinta y tres sesiones) y ya en
la primera te encuentras con personas que están pasando por lo mismo que tú
pero que callan pues no te conocen. Te asustas, sería tan fácil darte la vuelta
e irte. ¡Estás sólo ahí! Te sientes sólo.
Entras en un vestuario para cambiarte. Te hacen poner una
bata que te dicen que tienes que traer todos los días. Ya estás marcado con
unos “tatuajes” para las coordenadas para que los operarios de radioterapia
puedan colocar la radiación en el lugar pertinente para realizar mejor el
tratamiento.
Estás allí tumbado, semidesnudo. Sientes pequeños ruidos
aquí y allí durante diez minutos. ¡Listo! Vuelves al vestuario, te cambias, te
vas para casa y hasta el día siguiente (todo eso hay que repetirlo durante mes
y medio largo).
Un día, un día cualquiera en el que aún no llevas muchas
sesiones, oyes en el vestuario de al lado que una chica se ha mareado. Uno de
los operarios acude mientras el otro, que parece no tener dos dedos de frente,
le aconseja a su compañero que saque a esa persona del vestuario (creo que se
ha olvidado de las normas básicas de primeros auxilios: PAS: Proteger, Avisar,
Socorrer. Me asusto pues no se quien es la chica pero está claro que uno de
ellos no está por la labor ni de protegerla, ni de avisar a nadie y menos de
socorrer a esa persona. ¿Y si es alguien que se mareo tras la radio? ¿A este
“gente” le da igual lo que te pase? ¿Qué clase de personajillo es ese tío para
tratar a una persona, a una mujer, a un ser humano enfermo como si fuera un
estorbo?).
Me voy a casa con un nudo en el estómago. ¡No quiero que me
trate esa persona! No si no va a tratarme como merezco.
Al día siguiente, una mujer en silla de ruedas que venía
acompañada o eso parecía, viene sola. La entran y le pregunta por la chica que
la acompañaba. Era ella la que se puso mala ayer y la que le “estorbaba” al
gilipuertas del operario (me dan ganas de poner una queja y que su supervisor
sepa como trata a las personas).
El día después a ese, la mujer vuelve acompañada por esa
chica. ¡Me alegro por ella! Se la ve de mejor cara y eso que yo ni siquiera la vi
cuando estaba mareada sólo escuchaba lo que pasaba a mi alrededor. Entro yo y
poco después ella. Están el vestuario de a lado y alguien ha dejado un olor fuerte
dentro del mismo. El operario deja la puerta abierta el que parece tener un
poquito de más cabeza (parece,… luego demostrará que no la tiene). La chica se
queda dentro del vestuario esperando y el sin corazón del otro día le dice a su
compañero: ‘¿Pero por qué se queda ahí dentro?’ Parece, y no se porque, como si aquella chica
le molestara. No es fea, ni se la ve mala persona y trata a la mujer que
acompaña con mucha dulzura. ¿Qué coño le molestará al gilipuertas?
Cuando la mujer sale de su turno yo me he remoloneado mas
en el vestuario y escucho que el otro operario, el que parecía un hombre, le
dice: ‘¡No hace falta que vengas más!’ Si yo hubiera sido ella le hubiera cruzado la
cara con un golpe. Ella sólo dice que si molesta y le dicen que no (pues no lo
parece por como la tratáis). Se va y se la nota enfadada. El operario que
parecía tener dos dedos de frente le dice: ‘¡Adiós señora Fulanita!’ La chica se gira y le dice: ‘¿Cómo?’
Él responde: ‘He dicho adiós señora Fulanita’.
Y la chica le responde: ‘Es que no se llama así. Ella es la señora
Menganita’ (acababan de hacerle el tratamiento escasamente cinco
minutos antes y no se acodaban de su nombre. ¡¡¡SERÁN INÉPTOS!!! La chica de la
entrada se conoce los nombres de todos nosotros y nos saluda a la entrada tanto
a enfermos como a acompañantes. ¡Es una gran mujer! No sólo por eso ya que no
tiene obligación de saberlos o de saludar pero lo hace y es de agradecer. Sin
embargo estos “operarios” que sólo tiene el título para demostrarlo, se “chulean”
a todas y cada una de las personas que pasan por sus manos cinco veces por
semana. ‘¿Estos son los que van a ayudarme con mi recuperación?’ Me digo. Pues si el cáncer que tengo no me
mata seguro que el Cáncer de su falta de empatía con el enfermo y sus allegados,
acabará por hacerme enfermar del todo hasta morir de deterioro de cariño por el
prójimo sin importar quien sea este prójimo ni el dinero que puede llegar a
ganar).
MORALEJA: Neill Lawson: "La ley nunca
podrá obligar a nadie a amar a su prójimo; pero, por lo menos, se le hará más
difícil expresar su odio."
Impresionante artículo!!!
ResponderEliminarSoy Diplomada en conservación y restauración de bines culturales. En 2011 hice un curso de radiografíado de arte (200horas) pero no estaba homologado por el CSN. Ahora surge un posible trabo en un museo que demanda mi titulación y este curso en concreto. Pero piden como condición indispensable que tenga la licencia de operador o supervisor. Además de pagar unas tasas, que no explican en qué consisten, debo pasar un nuevo examen por el CSN que tampoco explican ni dónde ni cuándo ni en qué consiste. Además debo llevar un certificado médico expedido por un centro homologado. Nadie me informa, nadie me explica dónde se puede conseguir ese certificado. Hay un oscurantismo y falta de información increíbles.
Agradecería orientación.
Rosa Elena,
EliminarEl certificado médico homologado, lo puede expedir cualquier centro que hagan revisiones para el carnet de conducir, el permiso de armas, etc (no dejan de ser revisiones médicas que certifican que estamos capacitados tanto como para una cosa como para otra). Yo creo que deberías preguntarlo para cerciorarte (depende de donde seas, si miras las páginas webs de estos centros de donde te encuentres, hay un teléfono y suelen informarte de forma fidedigna).
En referencia a los cursos homologados, yo siempre soy partidaria de ir a la fuente. El enlace web del CSN: http://www.csn.es/index.php/es/contactar-53:
CONTACTAR
Para consultas al CSN:
C/ Pedro Justo Dorado Dellmans, 11
28040 Madrid (España)
Tel.: 91 346 01 00
Fax.: 91 346 05 88
E-mail: comunicaciones@csn.es
Como ves, puedes hacerlo tanto por e-mail como por teléfono y creo que ellos serán los mejores para indicarte CENTROS HOMOLAGADOS para que obtengas lo que deseas y puedas conseguir ese trabajo. Espero que toda esta información te sirva de ayuda. ¡¡¡SUERTE!!! Estoy deseando que lo próximo que me digas sea: ¡¡¡LO CONSEGUÍ!!!
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