Cualquier fecha de un calendario puede llevar encerradas,
en pasado y en presente, un momento que cambio la vida de alguien ya fuera por
una victoria, por un acontecimiento, por un nacimiento, por un fallecimiento,
por algo trágico imposible de borrar de la mente. Cuando ese cambio deja
conmocionado a un país cuesta creer que tan sólo cinco años después, todo se
haya olvidado a nivel administrativo, a nivel político, a nivel de justicia, a
nivel de ayudas, a muchos niveles que no se han cerrado tras mas de mil
quinientos días.
El 20 de agosto de 2008 en el Aeropuerto de Madrid-Barajas,
en la capital Española, un avión de Spanair con 172 pasajeros, sufre un
accidente pocos segundos después de despegar, con un total de 154 fallecidos y
18 supervivientes.
Cinco años más tarde de la tragedia las víctimas aseguran
que recurrirán a la Justicia Europea si no prospera el recurso de
inconstitucionalidad presentado el pasado 8 de febrero de 2013 después que el
pasado 19 de septiembre de 2012 la Audiencia de Madrid archivara la causa penal
por el accidente JK5022. ¿Cómo una desdicha de esta magnitud puede ser
archivada como si nada? ¿Qué tienen que esconder? ¿Mueren 154 personas y no
pasa nada? ¿Seguro que quieren que creamos en una justicia que no ajusticia?
Da igual los colores con los que se vista un gobierno que
represente a un pueblo (tengo mucho que aprender de política aunque está claro
que no lo haré viendo como se gestionan los problemas aquí en nuestro país con
tanto “tráfico” de influencias, con tantos sobres, con tantas mentiras, con
tanto que ocultar,…). Pero si “los políticos” están para representar a los
ciudadanos,… ¿Por qué sólo están para la foto de rigor a la hora del entierro?
¿Por qué no hay nadie que de la cara con valentía y diga SEÑORES, ESTO NO ESTÁ
BIEN Y HAY QUE HACER ALGO? ¿Por qué un trozo de roca es más importante que LA
VERDAD y LA JUSTICIA para 154 familias destrozadas por la muerte de un
familiar? No nos engañemos, para los políticos, da igual de que color sean sus
camisas y sus vestiduras, suyas o regaladas, la gente humilde, las personas que
sufrimos, no les importamos. Sólo somos un voto en las urnas y eso para ellos
es menos que nada.
Ciento cincuenta y cuatro nombres, ciento cincuenta y
cuatro vidas destrozadas, ciento cincuenta y cuatro motivos para esclarecer lo
sucedido, ciento cincuenta y cuatro voces no representadas en ningún lugar,
ciento cincuenta y cuatro injusticias,… ¿Cuántas personas tienen que morir para
que algo tenga relevancia en este país para no dejar buscar la verdad por
encima de todo?
MORALEJA: “Un
grano de arroz desequilibra la balanza” y ciento cincuenta y cuatro mucho más.
En honor de la verdad este desequilibrio tendría que tener relevancia por una
vez en la vida. Que no pase más tiempo. Que el peso, la fuerza y el coraje de
un pueblo salga triunfante por la JUSTICIA REAL que merece este pueblo más que
mal herido.
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