Domingo, 25 de agosto de 2013
Mi amigo, mi amante, mi dulce amor,
Me cuesta tanto escribir esta carta pero he comprendido que lo nuestro
ya no tiene sentido,… no se si nunca lo tuvo.
Fue un gran regalo conocerte, compartir a tu lado tantos bellos
momentos junto a una canción de banda sonora momentánea de nuestros
momentos, de mirar un árbol y ver todo su esplendor el uno en brazos del otro,
de mirar juntos hacia un futuro aunque fuera cada uno por caminos siempre
unidos pero a la vez paralelos.
Hoy, de todo aquello, sólo queda un recuerdo amargo que sabe
completamente a vacío en mi corazón herido de muerte.
Sé que ha habido otras y no me importaba. No he sido una mujer
posesiva, ni celosa, ni te quería para mí sólo. ¡Era un lujo que no podía
permitirme! Pero cuando me mentiste con aquel golpe en el cuello me di cuenta
que lo nuestro ya no iba a ningún sitio. No era un golpe amigo, era el rastro
que una de tus amantes, de esas que ni hablas por el respeto que les profesas,
la que te había dejado ese tremendo chupetón en un arrebato de pasión
indescriptible. Cuando te pregunté por el me dijiste que era un golpe. Yo me
hice la estúpida como tantas otras veces que había visto en tu cuerpo las uñas
de otras dejando su huella y me habías confesado sin miedo la verdad. ¡No eras
mío y deseaba que fueras feliz! ¡No me importaban las huellas! Pero cuando la
mentira llegó a ese mundo que compartíamos, me dí cuenta que seguir por el
mismo camino ya no tenía sentido.
No me alejo de ti porque tema que me dejes por otra, porque crea que me
hayas olvidado, porque sienta que no estoy en tu mente,… no es ese el motivo.
No soporto la mentira, no soporto el engaño y si en un ayer me confesabas abiertamente
hasta tu encuentro más nimio con unas y con otras, la falsedad de ese golpe me
ha dejado fuera de mí. ¡No puedo confiar en ti! Y yo, sin confianza, no puedo
seguir con nuestra relación.
Se que cuando leas esta carta las palabras te resultarán de niña
caprichosa que se ha sentido desatendida en un momento u otro de nuestro andar
juntos. ¡Eso es lo de menos ahora! Mujer, niña, cría,… puedes llamarme como
desees pero una cosa está clara: sólo alguien lo suficientemente con la cabeza
sobre los hombros tiene el valor de amar a alguien que ha sido más que un
maestro, mas que un amigo, mas que un ser humano extraordinario en su vida y
decir adiós aunque sea con el corazón roto.
Te he querido pero esto se acaba aquí y ahora.
Te deseo toda la felicidad del mundo con tus amores caducos. Este amor
perene,… no ha podido con tu falsedad.
Con todo el dolor de su corazón se despide,
LUNA
No hay comentarios:
Publicar un comentario