VIOLACIÓN: La violación es una violencia de tipo
sexual que se produce cuando una persona tiene acceso sexual hacia otra,
mediante el empleo de violencias físicas o psicológicas o mediante el uso de
mecanismos que anulen el consentimiento de los ofendidos. También se habla de
violación cuando la víctima no puede dar su consentimiento, como en los casos
de incapaces mentales, menores de edad, o personas que se encuentran en estado
de inconsciencia. (ENLACE WEB: http://es.wikipedia.org/wiki/Violaci%C3%B3n).
INFANCIA: La infancia o niñez es un término
amplio aplicado a los seres humanos que se encuentran en fases de desarrollo
comprendidas entre el nacimiento y la adolescencia o pubertad. (ENLACE WEB:
http://es.wikipedia.org/wiki/Infancia).
ABUSO SEXUAL: El abuso sexual es definido como
cualquier actividad sexual entre dos o más personas sin consentimiento de una
persona. El abuso sexual puede producirse entre adultos, de un adulto a un
menor -abuso sexual infantil- o incluso entre menores. (ENLACE WEB: http://es.wikipedia.org/wiki/Abuso_sexual).
Hay palabras que no deberían existir en ningún diccionario.
Violación y abuso sexual son dos de ellas. ¡Nada que no fuera consentido por
ambas partes debería existir! Más si a esto le añadimos el término poder como
sinónimo de fuerza o dominio sobre algo o alguien, lo horrible se convierte en
dantesco. Pero por desgracia siempre hay algo para peor en lo que a la raza
humana se refiere y la evolución involucionada del lenguaje. Si a las palabras
Violación, Abuso sexual, Poder le añadimos Infancia,… la repulsión, la
impotencia, la rabia, el asco, incluso la venganza, se hace presa de nuestros
corazones y nuestras mentes.
¡Nadie debería abusar de un poder así! Y menos si ese
alguien es una figura “paterna” que el infante usa como referencia para su
aprendizaje en el camino hacia la madurez.
Veinte años no son muchos si tienes sesenta o más. Veinte
años de tormento y sufrimiento cuando sólo tienes treinta y cinco son como diez mil vidas infinitas mal vividas.
No tener elección, no tener fuerza, no tener criterio, ni formación, ni
salida,… ¡No es justo! Donde debía haber muñecas hubo hijos. Donde tenía que
haber escuela hubo reclusión y silencio. Donde el vivir y crecer debería haber
sido un aprendizaje para mejor, fue todo de golpe, a la fuerza, sin tiempo a
nada y menos sin mentalidad para asimilar la atrocidad que se estaba cometiendo
contra la voluntad de una niña pequeña.
No se ha dado a conocer a este último violador al que todos
conocían como “El viejo”. No necesito una cara para ver a un monstruo, ni un
nombre para reconocer a un violador. La pauta, para ellos, siempre es la misma
y es que tiene el poder cuando lo que verdaderamente son es escoria humana
falta de verdadera fuerza para enfrentarse con una mujer de verdad.
Nadie tiene derecho a ejercer de juez. Pero hay gente que
ni recibiendo el peor de los castigos aprende.
Nada volverá a ser lo mismo para esa niña-mujer que ha
vivido un infierno en la tierra. Lo que debemos conseguir no es sólo castigar
al culpable por lo cometido sino tener el suficiente valor como para dar la
cara incluso cuando temamos por nuestra propia vida. Nada, por muy horrible que
sea, es peor que el silencio y el conformismo. Decir “¡SE ACABÓ! ¡Ya no puedo más!” no
es malo sino un paso justo para la liberación, para la verdad, para la
justicia, para poder ser nosotros mismos. No voy a decir que sea fácil, ni
rápido, ni siquiera voy a confesar que la resolución sea rápida. Lo que si voy
a decir, medio por experiencia, es que poco a poco consigues superarlo todo y
empezar a vivir una nueva vida. Aprendes que todo aquello acabó y que el
presente, manda sobre un pasado nefasto y mal encauzado. ‘Agua pasada no mueve molino’
y la vida es un movimiento constante de aguas que vienen y van, en forma
de personas que nos ayudan más de las que nos maltrataron o hicieron daño.
¡No hay que temer al hombre por ser hombre! Hay que temer
al monstruo por dejar de ser hombre.
MORALEJA: Hay un pasaje en la Biblia que
siempre me ha gustado, no por que la haya leído asiduamente, sino porque tiene
una relevancia un tanto especial para mi. Es el siguiente: “Cuando yo era niño,
hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; pero cuando llegué a
ser hombre, dejé las cosas de niño”.
No busco que religiosamente alguien entienda este pasaje o
se ofenda si no es de su religión. Este pasaje, estas pequeñas frase, para mi,
dice mucho más que como aspecto puramente religioso. Hay que vivir las etapas
de la vida tal y como viene incluso cuando una de ellas ha sido eliminada de
nuestras vidas contra nuestra voluntad. Volver atrás no es la solución.
Continuar hacia delante con rencor tampoco. Hay que aprender, aunque duela,
sobreponerse y empezara a vivir. Sólo así llegará un momento que ni duela y
todo sea más fácil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario