CRÓNICA
DE TRES DÍAS DE DESCANSO
18/08/2013
(3/3):
“¡Fin del
juego! Se acabó tu tiempo”, te dices mentalmente contra tu voluntad.
El desayuno es mucho más triste pues ya se
marcharon dos de tus tres hermanas y pese a todo, tu también las hechas de
menos. Tu sobrino también se fue y tus cuñados. Tu madre está invadida por la
melancolía y recuerda cuando llenó todos los armarios de comida para que nada
nos faltara cuando fuéramos a pasar los días que pudiéramos con ellos. Tu padre
esta viendo un documental taurino y recordándote que hay que bajar a mirar los
niveles de los coches antes de ponerse en marcha (es su forma de demostrarte
que está también preocupado ya que a él le enseñaron que los hombres no pueden
manifestar jamás que están tristes o que desde que te casaste te extraña al no
tenerte en casa cada día aunque sea sólo para comentarle como te ha ido el
coche durante el día).
Al final bajáis los cinco a la piscina y
disfrutáis de las pocas horas de sol. Despedida con un chapuzón normalito que
esta vez por fin te sale a la perfección y un par de series de nados primero de
braza, crol, espalda,… Bucear de piscina a piscina como cuando eras pequeña
(aunque teniendo que parar en el camino a tomar el aire). Hacer un par de pinos
casi perfectos bajo el agua y volver a probar la voltereta, también bajo el
agua, que al final sale bien si te tapas la nariz porque es la única forma de
evitar que tragues agua por decimotercera vez.
La hora de comer es casi una pequeña contrarreloj
no programada ni pautada.
Recoger los cuatro trapos colgados en el armario,
cerrar maletas y bajar al coche. ¡Todo tiene un poco de tristeza mezclado con
cada pliegue de las ropas!
Por fin enfilas de nuevo la carretera que por octava
vez en menos de dos años y no la coges bien, como las otras siete veces
anteriores, teniendo que seguir un tramo por la nacional hasta que mas tarde,
por fin puedes entrar en la autopista.
Cinco minutos de cola en el peaje de rigor (aún
es poco para lo que normalmente se suelen encontrar alguien al final de una
quincena sobretodo la de agosto. Me viene a la mente cuando la Dirección General
de Tráfico dice lo que deberíamos salir escalonadamente para evitar las colas y
me pregunto: si normalmente ya entre dos parejas es complicado elegir una
película que nos guste a los cuatros o un lugar donde cenar, como para pedirle
a miles de persones de se ponga de acuerdo para salir unos a una hora unos y
otros a otra. ¿Han olvidado en que país estamos los de Tráfico? Si aquí casi el
lema universal es: “¡QUE SE JODA NUESTRO
VECINO!” como para ponerse de acuerdo en la hora de salida mas de dos.
Por fin llegas a tu ciudad y te das cuenta de que
acaba de llover mucho, demasiado. Ves como el agua correr por medio de la ciudad
intentando salir embarrada hacia ese lugar donde hace poco estabas tú
disfrutando de tus míseras escasas horas de vacaciones.
Deshaces la maleta y al poner la tele, todo sigue
igual que al irte: los mismo problemas tanto en Egipto como en el Peñón con mas
tensión acumulada por el paso de los días, paro, dolores de cabeza, centros
sanitarios cerrados, corrupción, pactos para poder libarse la prisión y parecer
que no han hecho nada los que tenían una gran mano influyente que les protegía
la espalda,… Todo está exactamente idéntico como antes de marcharte (puede
parecer que los problemas son como una planta que hubieras dejado con agua en
un plato y siguiera su curso vital sin importarle que tú estuvieras o no junto
a ella).
Todo sigue igual pero todo está diferente. Has
cogido aire, un poco de bronce y te has dado cuenta, que la vida es muy corta
para tener que vivirla a medias o pendiente de cosas vulgares que no llevan a
nadie a nada.
El mundo sigue ahí, con su gente, con sus cosas y
seguirá su curso, como esa planta, hasta que alguien tenga el valor de podarla
y liberarla de las malas hojas que de tan renegridas, no la dejan casi ni
crecer en paz.
Han sido pocos días pero inolvidables junto a ti. Gracias mi amor. Te amo.
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