Mariano esta triste.
¿Qué le pasará a Mariano?
Las mentiras se escapan
de su boca traviesa
que ha perdido la coherencia,
que ha perdido el honor.
Mariano esta ausente
en su silla alejada.
Está mudo el teclado
de su ordenador apagado
y en el móvil, silenciado,
no fulgura ninguna luz amiga.
En sus jardines no hay triunfo
ni en los pavos reales.
Parlanchín mudo,
se quedó el dueño que
no deja de decir cosas banales
y, vestido de traje,
el bufón dejó de tener gracia.
Mariano no ríe,
Mariano no siente;
A Mariano le persigue
por el cielo galaico
una nomina ausente
que olvido confesar
del antiguo amigo ausente.
¿Piensa acaso en el papel
que no supo leer o en el discurso
del que no apartó la vista
ni para respirar o en las citas
en las que no tenía que
decir FIN DE LA CITA al final?
¿O en el rey de España
en Marivent olvidado,
o en el soberano británico
que esta muy “empeñado”,
o en el dueño del país donde
acabará sus días de cónsul tras su
fin?
¡Ay!, Pobre Mariano de la boca
mentirosa,
quiere ser paloma, gavilán,
mariposa
o cualquier otra cosa
para alejarse del berenjenal
ensobrado.
Quiere irse como un rayo
antes de que llegué mayo
para dejar de cagarla de una vez
del derecho y del revés.
Ya no quiere Moncloa,
ni el huso de plata,
ni el cernícalo encantado,
ni el Alfredo escaldado que calla,
ni los buitres unánimes que están
mas cerca de lo que cree
y no el los mares del sur.
Y están tristes los sobres
por su culpa alejados de:
los capullos de oriente,
los melones del norte,
las rancias de occidente
y las sosas del sur.
¡Pobrecito Marino
de los ojos “amarronados”!
Está preso de sus males,
de sus trajes untados,
en la jaula de mármol
de la residencia galaica
allí muy alejado;
el palacio sombrío
que vigilan los observadores,
que custodian cien parados
con sus cien ERES mal gestionados,
una “perra” que no dormita
y un “reptil” que siempre muerde.
¡Oh quien fuera algo menos
político!
(Mariano está triste, Mariano está
pálido).
¡Oh visión adorada de dinero, sobre
y marfil!
¡Quién volara a ayer donde un
puesto existía
(Mariano esta pálido, Mariano esta
triste),
más brillante que el deseo,
mas hermoso que estar así!
–
Calla, calla, Mariano –
dice el futuro padrino-;
En avión volando,
hacia aquí se encamina,
en el cinturón la pluma
en los dedos las ganas,
el feliz caballero
que te adora sin verte
y que viene de lejos
(¿Quizás de Alemania?),
vencedor y con la suerte,
de ser quien te mande
a paseo nada mas verte.
MORALEJA: Que Rubén Darío me perdone si es
que ha de hacerlo. Pero es que tal y como está el panorama o nos reímos un poco
con arte o el desastre de la falsedad perpetua nos apaga hasta el ánimo.
¡Gracia a Rubén Darío por sus poemas! Gracias por esa Princesa
de la boca de fresa que tanto me gusta leer y que hoy utilicé para
arrancar una sonrisa de aquellos que comparten mis desvaríos o arrebatos a
través de mis escritos.
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