¿No os da rabia tener que explicarle o completo desconocido
tu vida por una simple demanda de un servicio? Por ejemplo vas a buscar un
vestido elegante y dices,… “Quiero probarme ese de talla tal”
Y la dependienta te pregunta,… “¿Para qué lo quiere?” Si
respondes,… “¡¡¡PARA HACER TRAPOS!!!” Incluso es capaz de hacerte sacar por
la policía de la tienda de ropa de marca que le dejó la madre a su esposo para
que su preciosa mujer rubia se sintiera por una vez útil en toda su larga y patética
existencia de niña pobre que busca pegar el gran braguetazo de su vida. Si te
da por responderle “¡Para una boda!” y resulta que tiene tonos blancos combinados
con unos preciosos toques de negro es capaz de decirte: “No,… un vestido blanco no es
apropiado para una boda” ¿Pero será boba? ¿Y si es una boda hindú? Lo
que sería una grosería es ir igual que la novia vestida y nadie tendría porque
opinar si tú quieres probarte ese vestido y llevarlo. Imagina por ejemplo, que
un chico que te gustó siempre, se va a casar con la mujer mas gilipuertas de la
faz de la tierra y tu, que siempre te gustó él, decides putearle un poco por
haberte invitado a ver como se casa con una cualquiera pillada en cualquier Pub
de alterne de cualquier polígono de la zona. ¿Por qué no puedes llevar un
vestido blanco con toques negros? ¿Por qué no es lo correcto? ¡Y que me importa
lo correcto! Peor es que él sabía que yo estaba enamorada de él y a sabiendas,
tratara de hacerme daño con esa invitación. ¿Por qué no puedo putear yo un
poquito a su futura mujer en su propia boda? ¿Qué impide que pueda ser un poco
bruja una vez al año donde yo decida y contra quien yo quiera?
Pero lo peor de todo no es pedir un vestido elegante para
un evento cualquiera y verte interrogada con la pregunta más absurda del mundo
sino ir a encargar un Pastel de Cumpleaños y pedirlo de un kilo para cuatro
días mas tarde y la dependienta te diga,… “¿Cuántos van a ser?” ¿Perdón? ¿Es
esto un restaurante y me he confundido de puerta? Y en ese mismo instante te dan ganas de ser
ingeniosa y decirle: “Es qué he tenido un sueño y se que ese día
va a ser duro y quiero darme un homenaje porque yo lo valgo”. O
explicarle: “Somos cincuenta pero los otros lo prefieren de la pastelería de
enfrente que los vende mas baratos que aquí”. O responderle: “No,
si no es para comérnoslo. Es para realizar un tipo de ritual de fertilidad y
el pastel es uno de los componentes de la pócima junto a un gnomo, un ratón
que dice la verdad en húngaro y una serpiente Kaftkitianha del norte de la
península de Peloponeso para hacer una crema para untar en el bajo vientre.
¿Cómo saldrá el invento? Señora,… eso francamente es todo un misterio”.
O contestarle: “Somos tres pero sólo comerá la cabra y con su marido que son los
que acaban mas agotados”. Si,… esta es la más grosera de todas pero es
que ya esta bien. Si tu dices quiero un pastel de nata, trufa con
yema quemada de un kilo que importa que seamos uno, dos, treinta o una tropa de
zombis hambrientos. ¡He dicho un kilo! Si yo deseo poner más o menos a mis
invitados es problema mío. Al final, intentas cambiar de tema para no tener que
responderle y sales de la pastelería pensando,… ¡¡¡QUE SOLA QUE ESTÁ ESTA MUJER
EN LA VIDA!!! Tiene que vivir mediante los ojos de los demás. Así que te alejas
compadeciéndote de su estupidez y temiendo a la vez que no haya entendido la
comanda y que de aquí cuatro días, tengamos que tener otra charla trascendental
sobre un pastel de cumpleaños.
MORALEJA: Richard Hugo dijo: "El trabajo endulza
la vida; pero no a todos les gustan los dulces". Dedicado a todos los que hoy y
mañana cumplen años en especial a las personas que tuvieron que ir a la
pastelería a encargar su pastel.
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