La juventud es bonita pero a la vez es estúpida. Cuando una
niña o un niño que están empezando a ser adultos piensa que los estudios es una
perdida de tiempo, reprenderles es como estar poniendo en sus manos todas las
claves para que dejen los estudios. Sin embargo, dejarles hacer también es un
error y es que en cuestión de nuevos adultos, nada es fácil y menos con los
adolescentes.
Pero en el ámbito que la adolescencia es más preocupante es
el sexual. Pese a la información que tiene ahora, tanto niñas como niños, en lo
que al sexo se refiere, en España hay más de cien niñas menores de 15 que dan a
luz al año.
Es la adolescencia una época de cambios a muchos niveles.
También el descubrimiento sexual llega llegada la etapa adolescente. Sin lugar
a dudas, ni la información, ni los consejos, ni nada sirve si no se quiere
escuchar.
¿Es importante el sexo? Sí, es importante el sexo, pero no
debe de tomarse como una cosa a la ligera. Hay que entender que una relación
sexual implica intimar con otra persona. No es fácil abrirse a una persona
verbalmente y a la primera (o al menos en mi caso) como para exponerse a
cualquiera que te asalte en un pub o en una discoteca con intenciones de
ligoteo o mayores.
¿Son más peligrosos los chicos que las chicas? Depende de
lo que entendamos por peligroso. Los chicos están mas predispuesto a cualquier
tipo de encuentro sexual sea del tipo que sea. Sin embargo, son las chicas a
las que les gusta llevar la iniciativa ya sea seduciendo o creando en su mente
un tipo de historia que les ayude a imaginarse como la protagonista de ese
momento.
¿Se puede hacer algo
por evitar que tu hijo o tu hija cometan alguno error? Esta es la pregunta del millón. Hay
que ser muy conscientes de que NADA, absolutamente nada de lo que nos
propongamos o les propongamos, evitará que pase lo que tenga que pasar. La
información, la confianza con los padres, el poder hablar de estos temas de
forma liberal y abierta ayuda siempre. Pero no todos estamos preparados para
ver a nuestros pequeños activos ya sexualmente hablando. ¿Qué es lo que hay que hacer entonces? Confiar en ellos y pensar
que todo lo que hemos hecho hasta la fecha de la adolescencia, ha sido para
encaminar a que este periodo vital sea más llevadero tanto para nosotros como
para ellos.
Sé que cuesta creer que nuestro hijo o nuestra hija se
hacen mayores. Pero es el ciclo de la vida y lo único que nos queda al resto,
como padres preocupados y responsables, es esperar y ansiar que elijan bien
pues nosotros no estaremos siempre cuando decidan hacer o no algo cuando tratan
de encontrarse a sí mismos durante el paso de la juventud a la madurez. ¿No es una actitud un poco pasota la de no
hacer nada? ¡No se trata de eso! Ni imponer ni de pasar sin pena ni gloria
por los problemas de los hijos. No debemos olvidar que hasta que cumplan los
dieciocho, sin duda tanto ellos como nosotros, somos responsables de sus actos.
Pero también abogo al recuerdo que conservamos de nosotros a su edad y de lo
que hicimos y dejamos de hacer. ¡Nadie
debía decirnos lo que teníamos que hacer! Era la frase que la mayoría de mi
época (soy de la generación X). Sin embargo, cuando nos volvemos padres y
pasamos al “lado oscuro”, por así decirlo, olvidamos esa época de rebeldía sin
darnos cuenta de que nada de lo que nos pudieran decir, nos hubiera ayudado a
tomar un camino u otro. Pese a todo eso, ahora somos padres y estamos
dispuestos a formar a una nueva generación de adultos. ¡Formar! No dictar. Eso
es diferente. Y aunque suene repetitivo, sólo en la confianza que depositemos
en ellos y sus acertadas decisiones como en nosotros y nuestras posición como
padres abiertos al dialogo, está la clave para hacer esta época durilla, mas
tolerable para ambos.
MORALEJA: Jaume Perich, (1941-1995)
humorista español, dijo: “La gente joven está convencida de que posee la verdad.
Desgraciadamente, cuando logran imponerla ya ni son jóvenes ni es verdad”.
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