SUPERVIVIENTE
Ella está en tu mente.
El primer beso lleva su nombre,
enlazada esta a tu piel su recuerdo.
Todo tu despertar de hombre,
fue entre sus brazos.
Ella habita en tu corazón.
El latido naciente
fue con su mirada,
la caricia grabada a fuego
en alma tenía su fragancia,
la sonrisa nerviosa
de la primera entrega.
Ella es tuya,…
¡Tú formas parte de ella!
Dueña de su señor,
diosa de tu alcoba,
matrona de tus hijos,
mujer primera y única.
¡No puedo rivalizar!
No contra el amor.
Llegué tarde, demasiado tarde.
Fueron incontables los inviernos
que su calor azuzo tu candela.
Muchas primaveras volviendo
su mirada a iluminar tu rostro.
¡No puedo competir!
¡No contra ella!
¡No quiero!
¡No lo deseo!
Yo solo conservaré
un beso robado,
el nombre robado
a un cuento,
una historia bella
vivida entre sobras,
un te quiero
prisionero
en alguna carta prematura,
una mirada cómplice
cuando estábamos a solas,
el deseo eterno de una caricia.
¡Así finaliza nuestro cuento!
Así murió nuestra historia.
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