Querido Rupert,
Hoy era miércoles y en mi interior algo me
decía que el día iba a ser redondo por que me levanté de la cama con todo el
cuerpo sudado, cansado, extenuado por el sueño de anoche.
Charlas y risas nos había llevado a un
desconocido y a mi a una cena romántica a la luz de la velas en una suite de un
hotel. Los dos con miedos. Los dos sabiendo demasiado el uno del otro y sin
embargo sin saber nada. Los dos con expectativas de que la noche fuera perfecta
pero a la espera de que uno de los dos mostrara signos de querer empezar a
jugar. La cena, la charla, el vino, el postre, el cava,… todo fue trivial.
Pasaron las horas como si nada pero ninguno de los dos se lanzaba…, algunos
comentarios…, algunos roces inocentes,… eran casi las doce de la noche y
parecía que cenicienta iba a abandonar el baile con los dos zapatos y sin haber
probado las delicias de la carne.
Del hilo musical que nos envolvía, empezaron
a emanar una notas de una bella canción de amor…¿Quién podía pensar en el amor
en ese momento? Pero supongo que era una manera de acercarse el uno al otro sin
parecer demasiados atrevidos. Él se levanto y me invitó a bailar. Primero puse
mis manos alrededor de su cuello y él en mi cintura. Nos daba apuro acercarnos
demasiado. Parecíamos dos adolescentes asustado cuando éramos un hombre y una
mujer con ganas de devóranos desde el primer momento.
- ¿Te parece bien si apago la luz?
- ¡Yo quiero verte! – dijo él.
- ¡Sólo un momento! ¿Vale?
Accedió y entonces se dio cuenta que la
oscuridad, esa que habíamos mantenido durante tanto tiempo antes de conocernos,
era su aliada. Me aferró a su cuerpo mientras seguíamos moviéndonos poco a poco
al compás de aquella canción lenta y suave. Entre mi pecho y el suyo apenas
cabía un hilo de aire. Entre su pantalón y el mío había un trampolín al que
sólo había que dejarle las puertas abiertas. Empezamos a besarnos (lo
deseábamos). Primero fuero pequeños roces. Luego mordisquitos en los labios y
poco a poco, nuestras lenguas empezaron a jugar.
- ¿Te apetece un baño?
- ¿Desnudos?
- ¡Claro! Hemos estado más desnudos que
ahora pese a que lleváramos ropa.
- ¡Desnúdate tu primero y métete en el agua!
- ¿No me irás a dejar sólo?
- ¡Si te preguntas eso, es que no me
conoces!
Encendió la luz del baño y empezó a llenar
una bañera grande que había. Se quitó la ropa y se metió en el agua. Yo seguí
en la habitación a la espera de que él cumpliera su parte. Apagué las luces y
me llevé conmigo unas velas que estaban en la mesa. Podía ver su cuerpo
sumergido en el agua y al mío con la ropa intacta mirándolo llena de deseo.
Empezó a sonar una música muy sensual y empecé a desnudarme de forma
provocativa ante sus ojos. Él parecía incrédulo ante lo que estaba viendo.
Desabrochaba mi pantalón, me despojaba de mi blusa deslizándome entre las notas
de una canción tan sensual como el momento que estábamos viviendo. Me quité el
sujetador negro y el tanga cayó al suelo con la última nota. Luego me metí en
el agua pero no me puse en el otro lado de la bañera sino que me senté a horcajadas
encima de él. Noté su miembro duro y muy, muy, muy firme. Empecé a lamerle el
cuello y a mordisquear dulcemente sus pezones. Estaba a punto de explotar y yo
era consciente. Entonces fue él quien me cogió de la cintura y me colocó encima
de su miembro. Yo grité de placer al notarlo dentro y empecé a moverme como si
estuviera encima de un caballo primero lentamente,… luego intentando coger
impulso,…luego galopando y sintiendo como los orgasmos me venían uno detrás de
otro y él gimiendo, pero sin llegar a derramarse, no ahora, no aún. Se notaba
quien había tomado el control de la situación por el momento. Me levanté un
poco y me di la vuelta. Él introdujo fácilmente su miembro entre mis nalgas
abriéndose paso hasta estar dentro de mí. Entonces era ya la que estaba
controlando la situación. Sus manos en mis pechos y yo al galope sobre aquel
miembro que podía aguantar más. Gemimos los dos y llegamos a la vez a un
orgasmo bestialmente cósmico (por llamarlo de alguna manera).
Me desperté con ganas de haber seguido
soñando, pero… a fin de cuentas sólo había un sueño más de esa galería sin fin
que aparecen de vez en cuando en mi mente.
Quizás sigamos y no nos conformemos con uno
para él y queramos llegar algún día a tener un día entero para ahogarnos entre
aquellas aguas de placer inconmensurable.
Buenas noches dulce Rupert,
APW
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