MAESTRO
(Dedicado con todo mí
cariño al papa de Carlota)
Te engañaron pronto
el agua oxigenada que destiño su pelo,
el perfume asfixiante de su cuerpo.
Viste corazón donde habitaba
la silicona que te cautivo
de par en par con los ojos abiertos.
¡La imagen lo era todo! ¿Verdad?
(Siempre lo supiste
pues la pena de los que
sólo
pueden llegar a ser jefes a medias).
Un comercial antiguo,
un hombre envejecido,
alguien que olvidó ante todo
sus humildes y sencillos inicios,…
un necio sin fuerza ni ganas de tenerla.
Tus encantos quedaron
marchitos hace tiempo
(para mi nunca los tuviste).
Con las gafas amarradas
al cuello (anciano prematuro),
buscas ser el último de abandonar
un barco del que jamás
fuiste guía, ni perro, ni correa.
¡Quedaron muy atrás! ¿Verdad?
Las gallinas murieron,…
¿O las mataste tú?
Te quedaste con tu idealizado zorro.
Ya no hay puñalada de silencio,
ni soberbia incomprensible,
ni lujuria confusa,
ni equipo perdido.
Quedan cuarenta y cinco días
por año o ni tan solo eso.
¿Ya eres feliz maestro?
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