Hay
momentos en la vida sencillos, tiernos y dulces. Cuando los vives crees que no
han estado hecho para ti, para disfrutarlos pero sin saber como o porque,… has
formado parte de ellos.
Hoy
he tenido la enorme suerte de disfrutar de la belleza de ese instante por
completo. Y he podido gozar de una nueva emoción redescubierta: la ternura de
la risa de los más pequeños.
El
día nació lluvioso, grisáceo, tristón y algo lúgubre. Pronto la luz de la
inocencia invadió mi comedor chiquito y mi casa humilde: dos preciosas niñas,
sobrinas pese a la sangre, iban a pasar el día conmigo. ¿Se puede pedir algo más?
Después
de un paseo por una librería, de pasear contemplando las novedades del verano
en ropa de chica, de visitar a los abuelos y comer con ellos, hemos decidido ir
al cine. La sala era grande y estaba llena, repleta de padres, tíos, sobrinos
con niños.
La
película ha empezado y las risas tímidas empezaban a esparcirse por toda la
sala. Al cabo de un rato, las carcajadas ya no eran miedosas sino que rebotaban
contra las paredes de la enorme sala para hacer de esta un lugar casi místico
de sencillez, ternura y felicidad completa.
En
aquella sala no existía la palabra prima de riesgo, ni la palabra rescate, ni
troika, ni la quita, ni evasión de fortunas, ni impago de impuestos, ni
farmacias desahuciadas, ni pisos condenados al embargo, ni frío, ni soledad, ni
desamparo,… nada que hiciera que las sonrisa de los niños y niñas, que es de
una bellaza sin igual, fuera truncada por estúpidos asuntos de adultos que
tienen sólo de mayor la edad y no la inteligencia, ni el ingenio.
En
aquel momento recordé la frase que dice: La vida cabe en un instante. Y la
sentí cobrar una fuerza pasmosa que me sonrojo, hizo acelerar mi corazón y me
dio una alegría que hizo que se derramara por mi mirada.
Pensé,…
si la vida cabe en un instante y es tan INMENSAMENTE AGRACIADO COMO EL QUE
ESTABA VIVIENDO, bien valía la vida, pese a todo, ser vivida por ese momento hermosísimo.
MORALEJA: Los mundos no son pequeños son las personas que los
piensan los pequeños de mente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario