FUERTE OLEAJE
Tienes miedo.
Los azotes airosos
son dagas en tu cuerpo
que traspasan
hasta tu sombra.
¡No ves la orilla!
El salvamento cercano
para ti no existe.
Poco a poco se acerca tu fin.
Se refleja en el castigo de las rocas,
en la indomable marea bravía,
en los remolinos profundos del gran azul,
en lo nacarado de los ojos de la luna.
Nadie quiere morir solo
(nadie debería morir solo).
¡El final siempre
hace extraños compañeros!
Te abrazas por fin
a la última ola,
la posees,
te domina,
la sometes,
te avasalla,
la esclavizas, …
¡Todo es inútil ya!
Te entregas obediente,
te acepta sumisa.
Nadie debería morir sólo
(nadie lo hace al final).
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