¡Los
niños jamás deberían ver una guerra!
En
España, durante la Guerra Civil Española en la zona roja, con el fin de alejar
a los niños de las zonas álgidas del conflicto, se crearon colonias escolares
en Levante y Cataluña, procediéndose también a evacuar grupos de niños hacia
países europeos. Así, al principio, fueron evacuados a Francia unos 7.000
menores (6.000 procedentes de Madrid, Vale y unos 1.000 de Bilbao, Santander y
Gijón). Las ofensivas del ejército de Franco en el frente Norte, que tuvieron
lugar en septiembre de 1936, provocaron la primera expedición de pequeños
grupos de niños a Francia. Pero las primeras expediciones oficiales organizadas
datan de marzo de 1937. A
Bélgica, Suiza e Inglaterra llegaron unos 4.000 niños vascos (enlace web:
http://www.generalisimofranco.com/GC/ni%C3%B1os/imprimir.htm).
¡Los
niños jamás deberían oír una guerra!
No todos
los países tiene recursos para poder evitar que los más pequeños no tengan que
ver la cara mas dura y cruel del ser humano (los tiros, las bombas, los
ataques, las muertes,… no tendrían que formar nunca jamás parte de la infancia
de ningún niño).
Pese a
todo, pese a al realidad que sabemos que existe, no somos capaces en menor o
mayor grado de ver lo mucho que sufren los más débiles cuando un conflicto
bélico empieza en un país de la noche a la mañana.
¡Los
niños jamás deberían sentir una guerra!
No hace falta que el corresponsal de turno nos muestre los
cuerpos desmembrados cada día en el telediario. No hace falta que nos digan
cuantos muertos hubo ayer, o antes de ayer, o en el día de hoy. No hace falta
que nos bombardeen con el drama humano que sabemos que existe. No hace falta o
no debería de hacer falta. Pero el ser humano que vive en el lado mas
afortunado del planeta, tiene la mala costumbre de recordar poco y pensar menos
en aquellos que no pertenecen a su país (que nos mientan de lo que pasa en
nuestro país no significa que el resto del mundo nos mienta. Hay dolor, pena,
llanto, hambre en muchas zonas no sólo pobres sino como consecuencia de una
ofensiva).
¡Los
niños jamás deberían vivir una guerra!
Durante más de tres décadas, Pakistán ha sido el hogar de
una de las comunidades de refugiados más grandes del mundo: cientos de miles de
afganos que huyeron de las guerras que su país ha experimentado. Desde la
invasión liderada por Estados Unidos en 2002, unos 3,8 millones de afganos han
regresado a su país de origen, según ACNUR, la agencia para los refugiados de
la ONU. En Pakistán hay cerca de 2,4 millones de afganos refugiados, de los que
más de 2,1 millones han completado el proceso de registro con el que obtienen
permiso para permanecer por tres años en el país.
El fotógrafo Muhammed Muheisen (enlace web: http://es.noticias.yahoo.com/fotos/la-dura-vida-de-los-refugiados-se-refleja-en-las-miradas-de-los-ninos-afganos-slideshow/friday-jan-24-2014-photo-afghan-refugee-girl-photo-075630330.html)
ha captado a en sus fotos el dolor de los niños que malviven en las afueras de
la capital paquistaní, Islamabad. En sus ojos expresan con toda rotundidad la
dura realidad que les ha tocado vivir.
¡Los
niños jamás deberían sufrir una guerra! Y todos aquellos que por desgracia han
tenido que padecerla, deberían no sólo hacernos ver lo afortunados que somos
por vivir en un lugar “privilegiado” sino el ser lo suficientemente solidarios
como para tender una mano, mediante las organizaciones no gubernamentales que
ayudan a estos pequeños, ha hacer que a partir de hoy, su vida sea un poquito
mejor.
MORALEJA: Herodoto, historiador y geógrafo
griego que vivió entre el 484 y el 425 a . C, dijo: “En la paz, los hijos
entierran a los padres; la guerra altera el orden de la naturaleza y hace que
los padres entierren a sus hijos”. Por todos aquellos niños que tuvieron la suerte de resistir,
seamos capaces de abrir nuestros brazos y abrazarlos muy fuerte desde la
distancia con esa poquita de ayuda que les haga tener un presente más humanamente
digno.
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