LEE MI MENTE
Ojalá pudiera leer tu mente,
vivir en tu pensamiento,
rescatarte de las cadenas de tus ideas.
No ser condena, ni presión, ni cadenas.
Ser libertad enérgica,
anidada en cada neurona vital.
Viviste anclado en el muro,
asfixiantemente muerto,
enredado en musgo naciente
recubriendo tus poros por entero,
siendo, ante el todos, un hombre perfecto.
¡Más no eras tú!
Eras lo que ellos querían que fueras
(uno más en una partida absurda
de la que jamás formaste parte,
no sensatamente,
hasta que fue demasiado tarde).
¡Se acabó seguir penando!
Se acabó formar parte
de un todo irreflexivo y maloliente.
Ojalá pudieras leer mi mente,
sentirte como yo te pienso,
independizarte con mis impulsos
neuronales en este mismo instante.
No quiero ser tú.
No deseo que sea yo.
No busco un nosotros.
Sólo verte a ti,
volviendo a ser tú,
regresando a tu cuerpo,
hallando aquello que desees.
Ojalá leyeras mi mente.
Ojalá me leyeras ahora.
Ojalá dejes de leerme para siempre.
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