TU CRUZ. TU CONDENA
No estuviste cuando
fue tan necesaria tu presencia
(una excusa,
una razón absurda,
te bastaba para destrozar
lo que construimos
durante largo tiempo).
“¡Yo soy así!” Era tu máxima.
“¡Yo soy así!” Era tu carta de presentación.
“¡Yo soy así!” Tu cruz y tu condena.
El tiempo pasó mientras,
escondido entre montañas
de papeles sin cariño,
sin conversación, sin amistad,
morabas inteligentemente engañado.
“¡Yo soy así!” Era tu máxima.
“¡Yo soy así!” Era tu carta de presentación.
“¡Yo soy así!” Tu cruz y tu condena.
Vivimos momentos llenos de risas
(la gloria, el dinero siempre
estuvo de más para nosotros.
¿Quién necesitaba veneración
siendo inmensamente feliz?
¿Quién necesitaba nada
estando completamente pleno?).
¡Tú no estuviste para
compartirlas a nuestro lado!
“¡Yo soy así!” Era tu máxima.
“¡Yo soy así!” Era tu carta de presentación.
“¡Yo soy así!” Tu cruz y tu condena.
Si los celos te abrieron
los ojos poco me importa.
Si el frío se descongeló
por fin en tu alma
ya no es importante.
Si nos echabas de menos o no
ahora estaba completamente fuera de lugar.
Tuviste tu sitio.
Te esperamos durante mucho tiempo.
¡Se acabó el esperar!
“¡Yo soy así!” Es mi máxima.
“¡Yo soy así!” Es mi presentación.
“¡Yo soy así!” Se acabó mi cruz.
Nunca jamás tu condena.
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