Lunes, 6 de enero de 2014
Querido Reyes Magos,
¡Por fin si acabaron las fiestas! Ya se que
para vosotros sólo es un día (aunque vuestro paje se pase desde el veintiséis
de diciembre, recogiendo vuestras cartas (antes sería absurdo pues Papa Nöel se
las llevaría toda sin dejarle ninguna al pobre paje que, seguro que trabajando
como becario, encima de pasar frío, hambre y sueño, no cobraría ni un mísero e
insignificante euro (porque el euro, y perdonen que lo diga así de claro, vale
menos que nada y cada vez menos (y no se porque será porque el pobre, después
de tanto redondeo y operación reajuste (como la operación bikini de la mujeres
para lucir tipito en verano que empieza en marzo y dura,… hasta el primer
helado) se ha quedo en el purito hueso de una aceituna y no mas))).
Otro año más me cansé de todos los manjares
habidos y por haber (y eso que no probé ni la mitad de la mitad de la mitad que
se sirvieron en las diferentes y variadas mesas). ¡Deseo un plato de lechuga
sin aliñar! Soso y sin sustancia.
Pero eso no es lo peor: otro año mas me quedé
sin mi regalo mas deseado (que no voy a decir cual es para no herir
sensibilidades (sobretodo las masculinas, obviamente)). ¿No hay sex shop en
oriente o que? ¿Tan complicado es encontrar un “batidor” último modelo tamaño
extra grande para mujeres que no se conforman con tallas medias? ¡Ya está bien
señores! ¿Y ustedes son magos? Pues en el arte de polvos ni de los mágicos, ni
de los la lavadora, ni de los otros.
Ahora que no tienen más compromisos hasta el
año que viene y viendo que, como la gran mayoría de hombres, hay que decirles
las cosas bien claras para que no se equivoquen les informo. ¿Saben lo que es
un centímetro? Pues lo quiero de veinticinco, como mínimo, de largaría y de
diámetro pongamos que siete. Si es por vicio o por necesidad amatoria mía
conmigo misma eso a ustedes no le importa. Traigan lo que me pide o, sin ánimo
de ofender, habrá consecuencias (o lo que es decir, si no me traen el año que
viene lo que les he pedido le voy a introducir algo similar pero de madera, por
sus MAJESTUOSOS Y REALES TRASEROS).
Atentamente,
UNA MUJER
EXCESIVAMENTE
DECEPCIONADA
(Un error un año vale.
Dos empieza a ser preocupante.
Tres es inadmisible).
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