VENGANZA
Sus manos impregnadas
de sangre que no era suya.
Un cadáver de más
cargaban sus espaldas.
¡Era mi muerto!
Mi mundo falleció
por entero
entre sus dedos.
Fue rencor
prisionero en su pecho,
una venganza tardía,
un gesto cobarde de un necio.
Mis lágrimas bendijeron la arena
que cubrió su tumba.
Ante ella una sola promesa:
¡Lo va a pagar!
Me vestí con la toga oportuna,
el mazo en la mano,
la venda en los ojos.
Todo fue muy rápido
(cuando el amor perdido
guía tu mano el tiro
siempre será certero).
Me pidió clemencia.
¡No entendí a que se refería!
Me quedé allí, impasible,
viendo su verdadera sangre
impregnarlo todo.
Llego su último aliento.
¡Sentencia y condena!
Todo se había cumplido.
Mientras me alejaba
la nada no me desvolvió mi amor,
ni dio consuelo a mi pena,
ni enjugo mi dolor.
¿Venganza es esto señor?
Mis manos impregnadas
de sangre que no era mía.
Un cadáver de más
cargaban mis espaldas.
¡Era su muerto!
El de alguien que quizás,
también le quería.
Su mundo hice fallecer
y ni siquiera la conocía.
Vida dura del vengador
Muerto tres veces en vida:
por el verdugo,
por la víctima,
por haber sido ejecutor.
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