HIELO
Me quemaba el hielo de tus besos
cuando tu mirada se acabó
perdiendo en el infinito de la noche.
¿Dónde va mi amor?
¡No me respondió nadie!
Pasaron los días apagados,
las horas envejecidas,
los desconsolados minutos.
Poco a poco me fui convenciendo…
ya no volvería a sentir tu fría
y calculada caricia,
tu susurro agrio,
tu murmullo seco.
¡Lloraba! Mis mejillas
eran un mar de amargura
donde se perdía tu esencia
triste, vacía, olvidada.
Me quemaba el hielo de tus besos
cuando tu mirada se perdió para no volver.
Era de noche y la luna
cuchicheaba rumores que no entendía.
Intentaba huir,
correr hacia la nada,
caminar sin rumbo
por un camino correctamente silenciado.
Perdí el tiempo, las ganas, el deseo.
Perdí la fuerza para acabar
sucumbiendo a su hechizo.
Me quemaba el hielo de tus besos
cuando tu mirada se perdió para siempre.
Se secaron mis labios,
murió mi latido
y poco a poco caído,
el corazón desnutrido,
fue agonizando de ternura perdida.
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