¿Qué
es la familia? Dícese de FAMILIA aquellos que comparten tu sangre contigo, que
llevan tu apellido y que por desgracia, jamás estarán ahí cuando REALMENTE los
necesites. ¡Esa es la gran realidad!
Seguro
que alguno de vosotros ha pensado alguna vez,… ¡¡¡QUE FAMILIA TENGO!!! Y se ha
llevado las manos a la cabeza. Empezando por hermanos que no nos entienden o
que quieren destruir las vidas de nuestro padres sólo por el puro egoísmo hasta
hermanas que son capaces de echarte a la cara que tengas un detalle con un
amigo o amiga tuyo que ellos no toleran o, que simplemente, no le saludó en la
discoteca no se qué. Se que la familia también son los padres pero en esta vez,
no voy ha hablar de ellos, voy a hablar de los hermanos y las hermanas y sus
formas tan peculiares y maravillosas de demostrar su gran y maravilloso amor
por el prójimo o por su congéneres.
Tenemos
el hermano rico, ese que ha triunfado en la vida o que lo parece. Es el
favorito de papa y de mama que aún no saben que su último matrimonio fallido,
lo dejó sin un euro ni para vivir porque como siempre había vivido de las
mujeres, su última esposa ya fue lo suficientemente inteligente, para ponerlo
todo a su nombre y dejarlo con un palmo de narices. Duerme en la cama plegable
o en el cuarto de los niños mientras consigue o una nueva mujer que lo mantenga
o un trabajo (cosa que para un triunfador como él, es mas difícil que para lo
simples mortales, ya que como tiene un “caché” inventado y creído, no le gusta
todo lo que el mercado laboral oferta). Cuando él entra por la puerta de casa
de vuestros padres es el orgullo de la familia. Lleva cosas inmensamente caras
que ni sabes de donde las ha sacado y prefieres no preguntártelo porque,… ¿Cómo
puede comprar un hombre un reloj de oro de los buenos si duerme en tu casa
porque no tiene ni para comer? ¡Mejor no preguntarse nada! A veces es mejor que
los padres vivan su mentira por su propio bien.
Tenemos
a la hermana rica, que no es igual que el hermano rico ya que las mujeres,
tiene algo más rebuscado hasta en la forma de tener riquezas inventadas. Se
compraron una casa, con su pareja, un tío detestable, machista a más no poder,
al que no aguanta, que la preñó de un hijo varón. Viven figurando ser algo por
ese terreno que no pueden arreglar mientras él, negado para el estudio o para
trabajos que hagan falta algo más que la fuerza bruta, va de acá para allá,
presumiendo de lo que no tiene sólo por el simple hecho de aparentar. Mama y
papa la quieren con todo su corazón porque su primer nieto, se lo dio ella.
Luego a solas, cuando nadie escucha, ellos mismo lloran amargamente porque para
ser una hermana rica, hay que ser egoísta y desconsiderada a más no poder y con
ellos, sus propios padres. No es que tenga que tener un detalle con algo
material y sin sentido, sino que ni siquiera es capaz de decir un simple,… ¡¡¡OS
QUIERO!!! (Porque es lo único que buscan sinceramente los padres: que
sus hijos, pese a la edad, les sigan diciendo que les quieren).
Tenemos
al soltero de oro, ese hijo que aún vive en casa y pese que es una carga para
sus padres, jamás se da por aludido. Trabaja o no, pero siempre espera que su
mami, porque en eso son privilegiadas las mamis, salga en su favor cuando coja
el mando y su padre quiera ver el partido de un canal y él, la peli Showgirls
en otro. El padre dice que en su casa se hace lo que él dice, la madre le llama
egoísta al padre y empieza a una discusión absurda que acaba cuando él hijo
dice: ¿Os podéis ir a otra habitación a discutir que no escucho la película? El
padre se va a su cuarto y cierra la puerta de golpe, la madre se va a otro
cuarto distinto, dando un portazo y el hijo, parásito succionador de vida, se
queda tranquilo en el comedor disfrutando de tener una casa para él sin lo que
conlleva tener un hogar y sus gastos.
Tenemos
a la soltera de oro, es la hija caprichosa, la que quiere todo para ahora, que
siempre está comprándose ropa y haciendo dietas absurdas pese a que no le sobra
ni un gramo. Cuando empieza una de esas dietas, todos los de la casa, es decir,
papa y mama, deben de hacer dieta también por la regla de que yo no puedo ver
comida porque sino me entra hambre. Desde el primer día que empieza, su mal
humor se hace visible a través de gritos y malestar general y otras clases de
improperios propios de un poseído por veintemil demonios que de una mujer hecha
y derecha. No sabe poner una lavadora, ni coser un botón, ni planchar, ni
limpiar el polvo, ni barrer, ni tender la ropa, ni pone un lavavajillas, ni
cocinar, ni nada relacionado con el hogar ni las tareas domésticas porque para
eso ya está su mami.
Tenemos
al hijo que siempre estuvo enfermo y al que siempre le viene los malestares
imaginables habidos y por haber. Normalmente suele estar casado y su esposa,
nunca le hace caso cuando se siente fiebroso
o tiene todo el cuerpo dolorido. Según él, tiene una enfermedad que los médicos
no saben ver y por eso siempre está tomando medicinas pero sin llegar a curarse
nunca del todo. Siempre que viene a casa de los padres, quiere que cocinen para
él, que le mimen, que le den lo mejor por encima de sus hermanos,… vamos, que
todos los que estén en ese momento en casa, le hagan de humildes siervos por su
considerable enfermedad incurable.
Tenemos
a la hija que siempre estuvo enferma y que ahora, como sus enfermedades no
convencieron a nadie, se ha hecho un montón de piercings y tatuajes en el
cuerpo, para que sus padres estén mas pendiente de ella aunque sea para decirle
que eso no les gusta y que deje de hacerlo (cosa que no hará porque así recibe
la atención que su baja autoestima necesita y que no obtiene, normalmente, de
su pareja). Cada año cambia en sus ámbitos alimenticios (que para los padres,
sobretodo para las hijas enfermas que viven fuera ya del hogar familiar,
siempre es un problema). Hace un año le dio por vomitar (no provocarse el
vómito sino que todo le daba tanto asco, que al final su cuerpo lo expulsaba
por el propio rechazo de la persona). Luego le dio, como causa de los vómitos,
por dejar de comer (no anorexia, sino que dejó de comer porque como decía que
no se sentía bien cuando vomitaba, la única forma de evitar arrojar era
ingerir). Después se dio por ser vegetariana (no por una moda del momento,
porque una amiga le ofreció seitán y, como no lo devolvió, le dio por comer cosas
naturales y sanas para variar).
Seguro
que cada cual podría indicarme otros modelos de hermanos y hermanas egoístas,
enfermizamente trastornados, odiosamente malcriados, peligrosamente venenosos,
indispuestamente capacitados para ser verdaderos orgullos de la familia. Raros,
absurdos, irracionales, agresivos,… pero a fin de cuentas, parte de una familia
creada por el amor y el cariño que un día, hubo entre un padre y una madre que
se querían.
MORALEJA: Confucio ((551 AC-478 AC ) Filósofo chino) decía:
“Una casa será fuerte e indestructible cuando
esté sostenida por estas cuatro columnas: padre valiente, madre prudente, hijo
obediente, hermano complaciente”. El
problema viene cuando estás harta de complacerlos a todos y te dices,… ¿Y si
dejo de ser una columna para empezar a ser simplemente yo?
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