EN MI CAMA SOLO TU RECUERDO
En mi dormitorio solo tu
y tu fragancia devorándome por completo.
Caer rendido fue mi salvación primera.
Despertar sin ti mi última condena.
Sólo quedaba el frío,… tu ya no estabas.
Anduve buscándote una inmortalidad.
Seguía tu olor que
no era tuyo perdiéndome
en la inmensidad del bullicio.
¡Porque me dormiría!
Vago solitario buscando
tu forma, tu aroma,
tu silueta en penumbra.
¡No te encuentro!
Estoy enloqueciendo por momentos.
Veo tu reflejo aquí, allí,
dentro, fuera, alrededor,
en la insoportable distancia.
¡No existe!
Vive ausente entre mi recuerdo
y la memoria inconsolable de mi cama.
Las sábanas me repiten tu nombre
en verso enredándose a mi cuerpo,
proporcionándome las caricias
que tú le enseñaste. ¡No es lo mismo!
Necesito tus manos,
tu boca, tu cuerpo infinito.
Morirme entre gemidos,
clamar al cielo una plegaria
por la eternidad de estar
vivo sólo una vez,
consumado por entero,
aferrado a tu figura desnuda.
En mi cama solo
tu presencia ausente
devora mi mente por completo.
Ya no se si estoy vivo o muerto.
¡Sólo esto puede ser el infierno!
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