Sólo han transcurrido desde el inicio del año diecinueve
días. Sin embargo, ya ha habido un enemigo público al que ha habido que
silenciar por un bien mayor, o eso es lo que pensará más de uno en Argentina.
Alberto Nisman de cincuenta y dos años de edad, fiscal
argentino, ha sido encontrado muerto en su vivienda. El pasado sábado, sus guardaespaldas
acudieron a su casa. Como no respondía dieron el aviso. Su madre se personó y
con la ayuda de un cerrajero ya que la puerta estaba cerrada y con la llave
puesta, accedió al interior de la vivienda encontrando el cuerpo sin vida de
Alberto junto a un arma de fuego del calibre 22”.
Los investigadores sólo ha podido decir que Nisman murió de
un disparo pero no se han aventurado aún si fue suicidio o parte de una puesta
en escena digna de cualquier guión cinematográfico.
Pero… ¿Por qué quitar del medio a un fiscal argentino?
¡Bueno! Alberto no era un fiscal cualquiera. Durante diez años investigó las
causas del atentado terrorista que hubo en julio del 1994. Mediante su
investigación tenía pruebas fehacientes de que la presidenta argentina,
Cristina Fernández de Kirchner, pudo encubrir a los protagonista con el fin que
sólo el sabía. Esto fue denunciado y justo hoy, tenía que ratificar su denuncia
sobre este caso. Sin embargo, una cualidad que tiene los muertos, sean del país
que sean, es que no pueden hablar, ni defenderse, ni apelar. La muerte se lleva
no sólo la vida, sino la voz, la esencia, e incluso quizás, las pruebas de lo
que posiblemente era lo que lo llevó a acabar prematuramente en la tumba.
Cristina Fernández de Kirchner, Presidenta de Argentina
desde diciembre de 2007 una vez habló sobre el miedo y dijo lo siguiente: “Sólo
hay que tenerle temor a Dios y a mí, un poquito. Por lo menos los funcionarios
que dependen de mi nombramiento. Es responsabilidad mía. Todos y cada uno de
los funcionarios”.
Quizás fuera una advertencia por si alguien se revelaba en
su contra. Quizás fuera un aviso. Quizás una amenaza encubierta. Quizás sólo
una frase normal y corriente sin más ni más.
Sin embargo, cuando algo nada probable sucede, hay que
pensar en todo y analizar cada movimiento que estratégicamente se ha tomado en
consecuencia de un “bien mayor” o eso… es lo que pensarán los posible
“asesinos” para poder conciliar el sueño tranquilo por la noche.
¡La realidad siempre supera a la ficción! Si parece un
pato, camina como un pato, se mueve como un pato y huele como un pato, lo más
probable es que sea un pato. Así que si parece un asesinato… ¿Hace falta que
acabe la frase?
MORALEJA: Dijo Voltaire: "Azar es una
palabra vacía de sentido; nada puede existir sin causa."
Una noticia escalofriante, gracias por ponerla. No la había visto. Si no recuerdo mal, el atentado terrorista fue contra los judíos y fue trazado hacia algún país árabe.
ResponderEliminarHablando de otra cosa, hoy en día sabemos que Voltaire se equivocó. A nivel de fenómenos cuánticos sí existen cosas sin causa. La causalidad también es difícil de establecer es sistemas caóticos o muy complejos. El azar sí que existe, lo que no existe es el determinismo estricto.