A las mujeres nos gusta sentirnos bellas. Es por eso que
cada mañana nos dedicamos cierto tiempo antes de salir a la calle. Nosotras no
podemos coger unos vaqueros, unos pantalones de vestir, un cinturón, unos
zapatos, unos calcetines, una americana y salir a la calle sin más ni más.
Las mujeres necesitamos antes de adentrarnos en el día a
día, un cuidadoso estado de alegría y perfección que nos lo proporciona el
ducharnos, el arreglarnos el pelo, el maquillarnos, en elegir los complementos,
en vestirnos y perfumarnos.
Pero también hay que reconocer que en este ritual casi
diario que seguimos muchas de las féminas otras lo han llevado siempre, quizás
por falsa convicción de belleza, un poco al límite. Y es que, de parecer bella
a resultar esperpéntica, sólo hace falta pasarse un poco de la raya. ¿Y cual es
la raya? Ahora os daré unas claves para que cada cual la trace donde crea
necesaria.
La piel debe de parecer natural, y es en este punto donde
muchas mujeres meten la pata utilizando, sobretodo en invierno que la piel se
torna más plomiza pasado el bronceado veraniego, autobronceadores, cosméticos
de base con un tono desacorde a la piel. Mas olvidamos la regla básica del
maquillaje por excelencia: que no parezca que vamos maquilladas.
Las cremas con un toque de color dan esa hidratación y ese
tono más uniforme con nuestra piel.
Otro error muy común es descuidar, por ejemplo, la
hidratación corporal en invierno. Al llevar más ropa, muchas olvidan hidratar
su piel tras la ducha o el baño por el echo de que hay que esperar un tiempo de
absorción de la hidratante. Sin embargo, el cuidado de la piel tendría que ser
un constate anual. No por no ir a la piscina, o por no bañarse en la playa, o
por no estar tantas horas en el sol la piel no se resiente. Es más, el frío
hace que la piel se agriete de una manera mucho más agresiva que todo lo
anteriormente dicho. Por lo tanto, dedicar un rato a mimar la epidermis con
lociones corporales, no es algo exclusivo de los meses de verano.
El perfume que destila una mujer al pasar es algo que hace
soñar a muchos hombres. No sé porque pero es esa la esencia que queda de
nosotras al pasar y es por eso, que de forma excesiva, suele ser un desacierto
en toda regla. La calidad de todos los perfumes hace que con muy poco, ya
quedemos perfumadas para todo el día. Así que más vale guardar esas gotas de más
en el frasco que llevarlas puesta como si de un atronador tufido de mofeta se
hubiera apoderado de nuestra particularidad que si lugar a duda, es uno de
nuestro sellos de identidad.
El último error a destacar, y pese a que está de moda, es
lucir las uñas con demasiadas filigranas. Las manos es lo primero que uno
ofrece al saludar, así que un color sencillo y bello, dice mucho más de
nosotros que corazoncitos, o decoraciones print
animal con “cebreados”, “atigresados”, y muy desacertados, toques salvajes
que no nos hacen más interesantes sino un poco más vulgares.
El mejor truco para sentirnos bien con nosotras mismas es
mirarnos en el espejo de frente y decirnos: ¡Buenos días mundo! Hoy voy a
arrasar en todo lo que haga. Así, da igual si llevamos mucho o poco maquillaje,
pues lo primero que se verá de nosotras al caminar será nuestra seguridad que
sin lugar a dudas, es lo que más cautiva tanto de un hombre, como de una mujer.
MORALEJA: Emerson, (1803-1882) Poeta y
pensador estadounidense, dijo: “Aunque viajemos por todo el mundo para encontrar la
belleza, debemos llevarla con nosotros para poder encontrarla”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario